El cuerpo del octogenario médico fue encontrado con un disparo en la tina del baño de su casa y se presume que se quitó la vida porque dejó dos notas señalando que no soportaba más los dolores de una enfermedad que le aquejaba.
Sorpresa generó en Argentina el fallecimiento del médico forense, Osvaldo Raffo, cuyo cuerpo fue hallado este lunes en su domicilio con un disparo. La información de los medios locales señala que el profesional, de 84 años, quien tenía un renombrado prestigio por determinar las causas de los decesos de conocidas figuras como la del fiscal del caso AMIA, Alberto Nisman, indica que se habría suicidado debido a que padecía una enfermedad muy dolorosa. El hecho ocurrió en el sector bonaerense de San Martín, donde los investigadores que concurrieron a la escena encontraron una nota firmada en la que confesaba que no aguantaba más los dolores que lo aquejaban y otra en la que le pedía a su cuidadora que no ingresara al domicilio, como advirtiendo que algo malo había pasado con él. Según informó La Nación de Argentina, la causa quedó en manos de la fiscal Fabiana Ruiz, de la Unidad Fiscal 2 de San Martín. Raffo vivía solo y al momento de su hallazgo su casa estaba en orden. Alrededor del inmueble se marcó un perímetro para preservar la escena. Se informó que el arma utilizada por el forense para quitarse la vida fue un revólver, al parecer calibre 38. Para muchos entendidos en la materia, era el máximo exponente argentino vivo de la medicina forense con más de 20.000 autopsias realizadas. La primera data de 1963. Hizo peritajes en los casos policiales más transcendentes del país como el del asesinato de María Soledad Morales, el homicidio de Alicia Muñiz a manos del campeón mundial de boxeo, Carlos Monzón, el suicidio del prestigioso cardiólogo René Favaloro, el crimen del soldado Omar Carrasco y la muerte del fiscal Alberto Nisman. Sus colegas hablan de él con mucho respeto y lo llaman “maestro”. En agosto de 2013, en una entrevista con LA NACION, Raffo sostuvo que la función del médico forense es “traducir lo biológico a lo jurídico. El forense debe determinar las causas de la muerte”.