Parecía un tema del cine de ciencia ficción, pero se hizo realidad. Científicos del Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia) anunciaron al mundo entero siete meses después (22 de febrero de 1997) que el 5 de julio de 1996 nació Dolly, una oveja que se convertía en el primer mamífero en ser clonado.
El animal se convirtió en una especie de maravilla médica, ya que fue el único sobreviviente de 277 intentos de clonación. Su nombre fue en honor a la cantante estadounidense Dolly Parton, la célula de la que se creó provenía de una glándula mamaria, de un animal adulto.
La técnica pionera que utilizó el equipo científico implicaba la transferencia del núcleo de una célula adulta a un óvulo no fecundado al que se le había quitado el propio núcleo. Una descarga eléctrica estimuló a la célula híbrida para que empezara a dividirse y generara un embrión, que luego se implantó en el útero de una madre surrogante.
La oveja Dolly alcanzó a vivir cerca de siete años, pero debido a una artritis y una enfermedad pulmonar producto de un virus le provocó la muerte el 14 de febrero de 2003.
Este avance científico siguió inspirando más investigaciones en los siguientes años, especialmente en materias de células madre.
Incluso, en la actualidad, estas investigaciones están ayudando en el combate contra el Covid-19 y es que parte del equipo científico responsable de la clonación de Dolly se encuentra trabajando en un posible tratamiento contra el nuevo coronavirus, utilizando células inmunes de voluntarios jóvenes y sanos.
Investigadores del laboratorio privado TC Biopharm, fundada en Edimburgo en 1996 por Angela Scott, quien fue parte del equipo que clonó a la oveja Dolly, ya ha comenzado a realizar ensayos clínicos iniciales para una terapia experimental diseñada para matar las células infectadas con Covid-19. Hace pocos días obtuvo la aprobación para tratar a pacientes hospitalizados por la enfermedad.