El académico de la Universidad de Valparaíso analiza para La Nación la situación que vive este país sudamericano luego que el timonel de la Asamblea Nacional, respaldado por la oposición, optara por ese camino para enfrentar al mandatario, poder derrocarlo y convocar a elecciones libres y democráticas.
En ese sentido, el experto fue consultado por el rol que les compete o competerá a las Fuerzas Armadas venezolanas en este conflicto que explotó este miércoles y ya lleva más de una decena de muertos y varios heridos, además de mucha incertidumbre de lo que pueda pasar pese al apoyo internacional que ostenta la decisión del Parlamento, de mayoría opositora a la actual administración.
Este jueves los altos mandos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) de Venezuela reafirmaron su lealtad a Maduro, y rechazaron la autoproclamación del presidente de la Asamblea Nacional como mandatario interino.
“No deja de ser sintomático el hecho de que las Fuerzas Armadas no hayan salido a la calle, sin perjuicio de que le han expresado su apoyo, estas no parecen dispuestas a salir a la calle a generar un enfrentamiento violento con la oposición que también está en las calles”, indica, añadiendo que Maduro “está consciente que tiene poco espacio” y que debe tomar pronto una decisión.
“MADURO COMETIÓ UN ERROR”
Holzmann subraya que el gobernante venezolano que juró por un nuevo periodo de seis años el 10 de enero, considerado ilegítimo por sus detractores, “cometió un error cuando en su discurso establece el rompimiento de relaciones con Estados Unidos y le da 72 horas (para que sus funcionarios abandonen el país), porque ese plazo se ha convertido en el plazo que él tiene para decidir de qué manera va a abandonar el poder pacíficamente”.– ¿Pese a su lealtad con Maduro, hay una conciencia en las Fuerzas Armadas respecto del riesgo de salir a las calles a reprimir el alzamiento de la gente y del Poder Legislativo?
– Efectivamente, Maduro al no sacar las Fuerzas Armadas y mantener el tema a nivel policial y con las milicias que tiene, claramente o es voluntad de él o las Fuerzas Armadas no están dispuestas a salir para tomar el control completo de la población. Esto tendría un alto costo en vidas y por ello creo que hay que valorar que se mantengan en los cuarteles, más allá de los discursos de sus comandantes en jefe.
Destaca que sí hay un aspecto evidente que es que Maduro “no está con la confianza de que si saca (a la calle) a las Fuerzas Armadas eso va a funcionar para controlar el país, pero también sabe que al sacarlas, entra a un proceso en el que se torna mucho más rápida y mucho más vergonzosa su salida para lo que es su proyecto bolivariano”.
INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL
Otra de las interrogantes que se hacen tras el alzamiento de la Asamblea Nacional con Guadó a la cabeza es lo constitucional o inconstitucional del procedimiento, en que él juramentó ante una gran concentración de ciudadanos que quieren que Maduro deje el poder.Al respecto, Guillermo Holzmann explica que “aquí hay un tema de interpretación constitucional”. Primero, precisa, porque lo que hace Nicolás Maduro es en la práctica anular la Asamblea Nacional, mediante la instalación de una Asamblea Constituyente en un proceso electoral cuestionado por la falta de participación de la oposición para que sus candidatos se presentaran a la Asamblea Constituyente”.
De ahí en adelante, añade, se inicia todo un proceso donde la Asamblea Nacional queda en manos de la oposición y anulada por la acción de la Asamblea Constituyente. Se produce un cuestionamiento a que en la práctica, Maduro asume el poder y se lo reconoce como presidente y ese reconocimiento es el que no llega desde la comunidad internacional.
La Asamblea Constituyente o Constitucional la convocó el cuestionado jefe de Estado sin necesidad de plebiscito y se basa en la representación comunal del gobierno.
Entonces -añade- “el proceso de deslegitimización a Maduro parte por la manera en que forma la Asamblea Constituyente y deja fuera a la oposición, no obstante que esta había ganado la Asamblea Nacional que es el Congreso”.
Desde esa perspectiva, indica el analista internacional, el articulado de la Constitución establece la necesidad de la legitimidad que debe tener hoy el presidente basada en los artículos 233 y 350 que “señala que la Asamblea Nacional pueda establecer la legitimidad del presidente y que cualquier decisión para sacar al presidente en ejercicio, requiere necesariamente los votos de la Asamblea Nacional. Y ahí está la interpretación constitucional que hace Guaidó para autoproclamarse como presidente”.
No obstante ello, recalca, la carta fundamental venezolana indica que debería haber previamente una declaración de inhabilidad física (del mandatario) o, en su defecto, que haya notable abandono de deberes.
“En ambas situaciones -detalla- debería haber previamente un fallo del Tribunal Supremo de Justicia, que en este caso no hay porque el Poder Judicial está controlado por Maduro. En consecuencia, lo que han hecho los países del Grupo de Lima y otros, es establecer que el órgano representativo de la voluntad popular es la Asamblea Nacional y que Maduro no logra legitimidad al haber concentrado el poder y el haber impedido la participación democrática de la oposición para poder tener una Asamblea Constituyente que sea legítima”.
Holzmann (en la foto) sostiene que sin lugar a dudas se va a dar un debate constitucional que va a terminar rápidamente si hay efectivamente un gobierno de transición liderado por el legislador Juan Guaidó, cuyo objetivo es llamar, conforme a la propia constitución, a una nueva elección.
SALIDA PACÍFICA
– ¿Considerando el apoyo internacional recibido por Guaidó y el apoyo de la gente en las calles, cree que el escenario está dado para una salida pronta que involucre que Maduro deje el poder pacíficamente?– Creo que hay consenso respecto que la salida debe ser pacífica, es decir negociada, y hay consenso también en que hay que evitar una guerra civil a todo evento. Maduro mantiene apoyo social dentro de Venezuela, que se estima en alrededor del 30%, por lo tanto, cualquier intento de sublevación militar, golpe de Estado o intervención extranjera o algún tipo de actividad violenta va a llevar a una espiral muy parecida a una guerra civil.
– ¿La autoproclamación de Guaidó se armó con tiempo, fue un plan perfecto, considerando que respecto de otras intentonas Maduro se ve acorralado? – Exactamente. Aquí hay datos importantes. Primero, ya no se trata de una oposición fragmentada, sino que ahora se trata de la Asamblea Nacional que recoge toda esa frustración que está representada en su interior y por Guaidó. Él no es el líder de la oposición, es el representante de un poder del Estado y eso ya hace la diferencia con Leopoldo López o Enrique Capriles, con todos los que han intentado erguirse como líderes de la oposición. Guaidó es representante de la Asamblea Nacional y eso hace una diferencia cualitativa respecto a la oposición que se hace.
– ¿Y eso propicia que haya mayor confianza en la población de que va a haber una salida y que esta puede ser pacífica e institucional? – Así es, sobre todo considerando que el tema en Venezuela no es un conflicto entre izquierda y derecha. La oposición en gran parte es de izquierda o centro izquierda, que es un dato importante porque muchos creen que es la derecha la que quiere sacar a Maduro y no. Hay exchavistas, socialistas, gente de izquierda tradicional porque Venezuela nunca ha sido un país de derecha, porque esta es minoritaria, y por eso el rol de Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional es muy distinto al que han tenido los otros opositores anteriores.