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Francés con enfermedad incurable acepta alimentarse tras intentar dejarse morir

Alain Cocq, activista del derecho a morir con dignidad, había suspendido todo tratamiento y comida el viernes por la noche. "Ya no podía seguir llevando este combate", precisó desde el Hospital Universitario de Dijon.
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El francés Alain Cocq, que sufre una enfermedad incurable e intentó dejarse morir, aceptó volver a alimentarse, dijo este miércoles a la AFP.

“Ya no podía seguir llevando este combate”, dijo Cocq, de 57 años, desde el Hospital Universitario de Dijon, donde fue admitido el lunes tras cuatro días de interrupción de su tratamiento y alimentación.

Cocq dijo a la AFP que podría volver a su casa “en 7 a 10 días”. “El tiempo para recuperarme un poco y poner en pie un equipo de hospitalización en casa”, apuntó.

Este activista del derecho a morir con dignidad, que tiene una enfermedad extremadamente rara que obstruye sus arterias y le causa un intenso sufrimiento, había suspendido todo tratamiento y comida el viernes por la noche.

Postrado en una cama, sufriendo un martirio debido a la enfermedad que le consume desde hace años, el hombre había apelado al presidente Emmanuel Macron, pidiéndole que le ayudara a morir y que autorizara un suicidio asistido por un médico.

El lunes por la noche, Cocq “sufría demasiado” y fue hospitalizado “después de una intervención de los servicios de auxilio”, explicó Sophie Medjeberg, abogada y vicepresidenta de la asociación Handi-Mais-Pas-Que, nombrada como mandataria para asistirlo en el final de su vida. 

Alain “está mejor; la lucha continúa pero de otra manera”, dijo a la AFP Medjeberg el miércoles.

Al contrario de otros países europeos como Bélgica o Suiza la eutanasia activa o el suicidio activo están prohibidos en Francia.

La ley francesa Claeys-Leónetti de 2016 sólo autoriza la sedación profunda para personas que se hallan a pocas horas de una muerte segura.

Aunque el propio Cocq se considera “en fase final desde hace 34 años”, no puede probar que su muerte es inminente, pero espera que su caso provoque un “electroshock” que permita “autorizar el suicidio asistido”.

El caso de Alain Cocq ha reavivado la polémica sobre la muerte digna en Francia, como ocurrió con Vincent Lambert, un enfermo en estado vegetativo que falleció en julio de 2019 tras recibir una sedación profunda, deseada por su esposa y un sobrino, y a la que se oponían sus padres.

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