De no ser por la poco discreta nube de seguridad que rodea a la periodista Fabiana Rosales Guerrero, esposa de Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela, la joven, de 26 años, pasaría por una estudiante más de la Universidad Autónoma. Esta casa de estudio organizó este miércoles el encuentro “Venezuela en la Encrucijada”, del cual fue ella protagonista, para conversar sobre el rumbo de un país en crisis y una diáspora que alcanza sus cuotas máximas.
Presentada como activista por los DDHH, Rosales, quien se encuentra desde este martes en Santiago, hace su ingreso entre aplausos y algunos disidentes que se ponen de pie. Entre ellos, Edith, migrante de la agrupación Mujeres de Blanco, que tenía como misión cruzar la frontera a Colombia en busca de medicamentos. Ella cuenta que un día, cuando Nicolás Maduro instaló guerrillas armadas bajo el puente para evitar el paso de la gente, ya no se pudo cruzar más y debió emigrar con toda su familia a Chile.
Entre los asistentes hay principalmente venezolanos residentes que pidieron permiso en el trabajo para poder asistir al conversatorio y millenials que se sacan selfies con el escenario de fondo. Los jóvenes seguirán atentamente la entrevista del rector del plantel, Teodoro Ribera, a Rosales durante los próximos 50 minutos.
A los estudiantes venezolanos, les habla inicialmente la primera dama encargada. “A ustedes los esperamos prontamente en Venezuela para que ejerzan sus profesiones, para ocupar puestos de trabajo porque hay mucho por hacer como venezolanos que luchan por la libertad y la democracia”, señala.
“La maldad es poderosa, pero el bien siempre le puede al mal, aunque se tome mucho tiempo. Hoy tenemos una ruta y objetivo claro ante esta causa”, dice sobre la autoproclamación de Guaidó, el 23 de enero pasado.
Consultada sobre la legitimidad de esta autodenominación y sobre una hoja de ruta realista para el apoyo internacional con que cuenta su esposo, la periodista compara la situación de Maduro (“un dictador abandonado -apunta- en una oficina sin ningún crédito popular ni económico de banco alguno”) con el de Guaidó quien cuenta con la espalda política y financiera, asegura.
“El gobierno del presidente encargado tiene en sus manos el dinero acumulado y recuperado desde la corrupción por parte del trabajo de nuestra Asamblea Nacional, todos estos son recursos que se utilizarán en la reconstrucción. Ni siquiera la cadena de mando está con Maduro; muchos de sus militares han desertado hacia Colombia. La cadena de mando ya no está de su lado. Estoy segura de que muchos de los que quedan darán un paso al lado correcto”, cree.
Durante sus palabras, los primeros aplausos espontáneos llegan cuando la conferencista plantea su postura ante una solución a la crisis amparada en “el cese de la usurpación”.
“Maduro no está gobernando. No puede salir a la calle ni por una empanada y es Guaidó quien está demostrando toda la competencia y tiene el apoyo de la comunidad internacional. Maduro no es capaz siquiera de recibir periodistas, pues para él es más fácil cortar una entrevista o expulsar a los comunicadores para no responder preguntas sobre niños comiendo basura. Es mentira que él tiene fuerza. El que alguien grite, no significa que tenga valor. No es más fuerte el que más grita”, señala por encima de los aplausos.
“Fue en plena decepción que permitimos que la antipolítica calara en el espíritu de los venezolanos, por eso se le dio hace dos décadas el voto de confianza a una persona que usó la demagogia contra nosotros, solo para involucrarnos en el dolor. Por eso quienes confiaron en ello hoy están doblemente decepcionados por ser traicionados y utilizados”, manifiesta sobre una autocrítica a la clase política que hoy, como oposición, parece darse cuenta de una ruta común.
“Es el resentimiento el que nos ha gobernado destruyendo no solo el país, sino también la moral y le ha hecho creer a muchos que es imposible salir adelante. Le ha hecho creer a los más pobres que sólo pueden depender de las cajas CLAP”, dice sobre las canastas familiares de arroz, fideos, conservas y harina que entregan mensualmente los Comités Locales de Abastecimiento y Producción. “Pero nuestro país no quiere eso, nuestro país quiere la libertad de poder ir a un supermercado y que su sueldo le alcance para alimentar a su familia”, detalla.
“Creo que esa misión notará el olor a hospital recien pintado y verán a los niños desnutridos y a los venezolanos alimentándose de desperdicios. Que nuestros niños mueran es un delito de lesa humanidad y si una de estas vidas se apaga es porque algo muy malo está pasando”, remarca.
Cerca del final, un par de asistentes chavistas interrumpen la conversación dando la espalda a Rosales.
“¡Jóvenes, estudien, para que no los hagan tragarse estas mentiras!”, alcanza a gritar uno antes de ser rápidamente conducido a la superficie por un equipo de guardias de civil.
A pocas butacas de ahí, otro muchacho que se presenta como miembro del Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria) lee pocas líneas de una arenga que también queda trunca cuando los asistentes se ponen de pie y comienzan a cantar el himno nacional de Venezuela. Al menos dos de ellos fueron detenidos y conducidos a la calle donde los esperaba el carro policial.
Fabiana Rosales se despide con el coro de fondo con una promesa.
“Lo que yo percibo, es que ya no hay una vuelta atrás. Una población que decidió ser libre y que sigue adelante. No queremos que nadie, nunca, más quiebre nuestros valores democráticos. La esperanza no nos la van a quitar y esta oposición se encamina, a través de valores democráticos, junto a un pueblo que sabe su ruta y que cuenta, además, con la bendición de Dios”, dice.
-Amén, le contesta la disidente de las Mujeres de Blanco.
https://lanacion.cl/2019/03/20/reporte-de-bachelet-afirma-que-se-violan-los-ddhh-en-venezuela/
Presentada como activista por los DDHH, Rosales, quien se encuentra desde este martes en Santiago, hace su ingreso entre aplausos y algunos disidentes que se ponen de pie. Entre ellos, Edith, migrante de la agrupación Mujeres de Blanco, que tenía como misión cruzar la frontera a Colombia en busca de medicamentos. Ella cuenta que un día, cuando Nicolás Maduro instaló guerrillas armadas bajo el puente para evitar el paso de la gente, ya no se pudo cruzar más y debió emigrar con toda su familia a Chile.
Entre los asistentes hay principalmente venezolanos residentes que pidieron permiso en el trabajo para poder asistir al conversatorio y millenials que se sacan selfies con el escenario de fondo. Los jóvenes seguirán atentamente la entrevista del rector del plantel, Teodoro Ribera, a Rosales durante los próximos 50 minutos.
A los estudiantes venezolanos, les habla inicialmente la primera dama encargada. “A ustedes los esperamos prontamente en Venezuela para que ejerzan sus profesiones, para ocupar puestos de trabajo porque hay mucho por hacer como venezolanos que luchan por la libertad y la democracia”, señala.
“EL BIEN SIEMPRE LE PUEDE AL MAL”
Durante toda la jornada, Rosales se refiere a Nicolás Maduro como un “usurpador” que mantiene secuestrado un palacio de gobierno y que hoy no cuenta con más apoyo que una breve corte. Heredero de dos décadas de un régimen opresor -indica- que creó nuevos atributos para conceptos como “pueblo” y “pobreza” para mantener subyugado a un país.“La maldad es poderosa, pero el bien siempre le puede al mal, aunque se tome mucho tiempo. Hoy tenemos una ruta y objetivo claro ante esta causa”, dice sobre la autoproclamación de Guaidó, el 23 de enero pasado.
Consultada sobre la legitimidad de esta autodenominación y sobre una hoja de ruta realista para el apoyo internacional con que cuenta su esposo, la periodista compara la situación de Maduro (“un dictador abandonado -apunta- en una oficina sin ningún crédito popular ni económico de banco alguno”) con el de Guaidó quien cuenta con la espalda política y financiera, asegura.
“El gobierno del presidente encargado tiene en sus manos el dinero acumulado y recuperado desde la corrupción por parte del trabajo de nuestra Asamblea Nacional, todos estos son recursos que se utilizarán en la reconstrucción. Ni siquiera la cadena de mando está con Maduro; muchos de sus militares han desertado hacia Colombia. La cadena de mando ya no está de su lado. Estoy segura de que muchos de los que quedan darán un paso al lado correcto”, cree.
DISIDENCIA DE LA DISIDENCIA
La esposa de Guaidó llegó a Chile este martes para participar en varios actos, entre los que se encuentran este conversatorio, una reunión con la diáspora venezolana local en la tradicional Parroquia Italiana de Parque Bustamante y también formará parte del Foro por la Democracia este jueves y viernes en el ex Congreso. Rosales, llega a la conferencia inmediatamente después de una reunión con la primera dama, Cecilia Morel, en La Moneda, donde recibió el respaldo de su par que describió su gira como “un deber moral”.Durante sus palabras, los primeros aplausos espontáneos llegan cuando la conferencista plantea su postura ante una solución a la crisis amparada en “el cese de la usurpación”.
“Maduro no está gobernando. No puede salir a la calle ni por una empanada y es Guaidó quien está demostrando toda la competencia y tiene el apoyo de la comunidad internacional. Maduro no es capaz siquiera de recibir periodistas, pues para él es más fácil cortar una entrevista o expulsar a los comunicadores para no responder preguntas sobre niños comiendo basura. Es mentira que él tiene fuerza. El que alguien grite, no significa que tenga valor. No es más fuerte el que más grita”, señala por encima de los aplausos.
“Fue en plena decepción que permitimos que la antipolítica calara en el espíritu de los venezolanos, por eso se le dio hace dos décadas el voto de confianza a una persona que usó la demagogia contra nosotros, solo para involucrarnos en el dolor. Por eso quienes confiaron en ello hoy están doblemente decepcionados por ser traicionados y utilizados”, manifiesta sobre una autocrítica a la clase política que hoy, como oposición, parece darse cuenta de una ruta común.
“Es el resentimiento el que nos ha gobernado destruyendo no solo el país, sino también la moral y le ha hecho creer a muchos que es imposible salir adelante. Le ha hecho creer a los más pobres que sólo pueden depender de las cajas CLAP”, dice sobre las canastas familiares de arroz, fideos, conservas y harina que entregan mensualmente los Comités Locales de Abastecimiento y Producción. “Pero nuestro país no quiere eso, nuestro país quiere la libertad de poder ir a un supermercado y que su sueldo le alcance para alimentar a su familia”, detalla.
JÓVENES INTERRUMPEN LA CONVERSACIÓN
Agrega que la visita de las delegaciones internacionales de la ONU y otros inspectores de DDHH deberían darle la razón al nuevo encargado y a Venezuela al final, un país quebrado en la actualidad, señala.“Creo que esa misión notará el olor a hospital recien pintado y verán a los niños desnutridos y a los venezolanos alimentándose de desperdicios. Que nuestros niños mueran es un delito de lesa humanidad y si una de estas vidas se apaga es porque algo muy malo está pasando”, remarca.
Cerca del final, un par de asistentes chavistas interrumpen la conversación dando la espalda a Rosales.
“¡Jóvenes, estudien, para que no los hagan tragarse estas mentiras!”, alcanza a gritar uno antes de ser rápidamente conducido a la superficie por un equipo de guardias de civil.
A pocas butacas de ahí, otro muchacho que se presenta como miembro del Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria) lee pocas líneas de una arenga que también queda trunca cuando los asistentes se ponen de pie y comienzan a cantar el himno nacional de Venezuela. Al menos dos de ellos fueron detenidos y conducidos a la calle donde los esperaba el carro policial.
Fabiana Rosales se despide con el coro de fondo con una promesa.
“Lo que yo percibo, es que ya no hay una vuelta atrás. Una población que decidió ser libre y que sigue adelante. No queremos que nadie, nunca, más quiebre nuestros valores democráticos. La esperanza no nos la van a quitar y esta oposición se encamina, a través de valores democráticos, junto a un pueblo que sabe su ruta y que cuenta, además, con la bendición de Dios”, dice.
-Amén, le contesta la disidente de las Mujeres de Blanco.
https://lanacion.cl/2019/03/20/reporte-de-bachelet-afirma-que-se-violan-los-ddhh-en-venezuela/