En una ceremonia realizada en la Catedral Metropolitana de Santiago y oficiada por el ahora exarzobispo de la ciudad, el cardenal Ricardo Ezzati, asumió su cargo como administrador apostólico de la diócesis capitalina, el obispo Celestino Aós Braco.

Durante la homilía de despedida, el cardenal emérito agradeció a quienes lo apoyaron y quienes realizaron “críticas no fundadas” en su contra mientras ejerció el arzobispado en los momentos en que la Iglesia Católica ha estado más cuestionada a raíz de los casos de abusos sexuales que involucran a clérigos y religiosos.

“De un modo especial atenderemos y ayudaremos a quienes sufren de atropellos a su dignidad de persona resultados de los abusos y delito, absolutamente injustificables e absolutamente intolerables, por parte de clérigos. No bastan retoques de maquillaje, necesitamos reformas y cambios profundos”, señaló el religioso.

También pidió perdón nuevamente “por mis debilidades y mis flaquezas y estoy confiado en la misericordia de Dios, creo profundamente en la verdad, y creo profundamente en la justicia”, señaló.

La salida de Ezzati de la arquidiócesis de Santiago fue confirmada por el Nunciatura Apostólica el sábado, luego de que el Papa Francisco aceptara la renuncia del prelado -presentada hace dos años– y designada por ahora, en la administración apostólica de la sede vacante, al obispo español de la orden de los Frailes Menores Capuchinos hasta que la Santa Sede designe al nuevo arzobispo de Santiago.

Tras conocerse de su salida, Ezzati reveló una serie de cartas que recibió de parte del Pontífice y del nuncio apostólico Ivo Scapalo donde se daba a conocer la noticia que se había aceptado su renuncia cuatro días antes del anuncio oficial de parta del Vaticano.

Descartando que la decisión de Roma haya estado basada en la resolución de la octava sala de la Corte de Apelaciones de Santiago que negó la solicitud de la defensa de no sobreseer al cardenal de la investigación en su contra por presunto encubrimiento de abusos sexuales.

DIÓCESIS CUESTIONADA

A su turno, monseñor Aós enfatizó que “recibo una diócesis donde tenemos que lamentar que haya habido actuaciones absolutamente injustificables y absolutamente intolerables, que debemos reparar en la medida de lo posible y que debemos erradicar”.

Recalcó que durante su gestión “iremos haciendo camino, buscar la verdad y la justicia es tarea de todos y nosotros colaboraremos”, recalcó tras la homilía en la que abordó estos mismos conceptos.

Subrayó que sólo esclareciendo los hechos al interior de la institución y que éstos sean juzgados “tendremos un Chile mejor y una iglesia mejor a través de la verdad, no a través de la mentira ni desde el engaño”. “Hay que buscar la verdad y desde ella podremos construir un futuro mejor”, sostuvo.

El obispo actuó como promotor de justicia en Valparaíso en relación a denuncias de este tipo contra un sacerdote, que fue finalmente aparatado de su estado clerical pese a no tener una condena de la justicia penal.

“Posiblemente cosas que no se hicieron antes se harían ahora, pero cumplí mi papel en el rol que me tocaba”, indicó.