“Un saludo muy cordial, cercanía espiritual y moral a don Daniel”. De esta manera se inicia la entrevista del arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, con “Informe Especial” de TVN, en la que rompe el silencio tras la denuncia de Daniel Rojas de haber sido violado en la catedral por el sacerdote Tito Rivera.
“Yo confieso en la catedral, especialmente en la época de semana de Santa, pero yo no tengo conciencia de haber confesado, porque no lo conozco y menos todavía de haber sabido, de darle un abrazo y haberle dicho que un sacerdote le entregaría un dinero a nombre mío”, afirmó.
“Eso no, lastimosamente eso no es así, comprendo que él pueda sentir lo que siente y tengo toda mi estima y toda mi afecto también por lo que él ha sufrido”, prosiguió Ezzati, desmintiendo el testimonio entregado por el denunciante.
Negó que haya tenido contacto con la víctima y respecto a los antecedentes aclaró que una vez llegada la información al Arzobispado, se decretó una investigación previa que posteriormente fue entregada al Vaticano, que quería revisar la situación al también recibir una denuncia.
Respecto a declaraciones de Tito Rivera, quien habría deducido participar en un círculo de sacerdotes homosexuales, Ezzati también descartó tener conocimiento de ello. “Puede ser que exista, porque el obispo no es el que va a investigar la vida privada de cada sacerdote… pero que yo tenga conocimiento de que haya habido y haya un círculo, lo desconozco totalmente”, respondió.
Cuando se le consultó si se sentía culpable, junto al cardenal Francisco Javier Errázuriz, de la crisis en la Iglesia contestó que “no puedo hablar por el señor cardenal Errázuriz. Sin duda alguna una de las tareas que me ha tocado a mí y muy dolorosa, muy vergonzosa, muy humillante es tomar en las manos los casos que estaban denunciados y han sido denunciados. Lo que le puedo decir con mucha transparencia y mucha serenidad, que sin duda alguna pudimos haber cometido algunos errores, no somos infalibles… no soy infalible, pero que todos los casos que han sido denunciados en la Arquidiócesis de Santiago de la cual desde el año 2011 soy responsable, todos, todos los casos han sido investigados y todos los casos son investigados, lo que denunciaron posteriormente y están en fase de resolución”.
En relación a su calidad de imputado por parte de la Fiscalía, que lleva a cargo las investigaciones de las denuncias, Ezzati sostuvo que “eso deberá determinarlo la justicia. Yo estoy muy tranquilo y estoy dispuesto como he dicho siempre a estar a disposición de la justicia si quiere investigar y tiene toda la libertad de hacerlo”.
Al referirse de las razones por las que no declaró ante la Fiscalía cuando correspondía, dijo que “el problema fue porque mi abogado no tenía todavía todos los datos. No se le habían entregado todos los datos. Yo estoy dispuesto y lo he dicho en ese momento, estoy dispuesto ahora y siempre a declarar lo que la justicia debe investigar”.
Habló también de la petición de algunos parlamentarios de quitarle la nacionalidad chilena. “Me duele, me duele inmensamente, primero porque ha sido una entrega de nacionalidad por gracia y el decreto pone cuales son los motivos por eso. Creo que las autoridades están libres de hacer el camino que quieran. Eso me duele, lo vuelvo a decir, creo personalmente que es injusto, pero yo voy a seguir trabajando como arzobispo hasta que el Santo Padre me lo pida y después como sacerdote sin ninguna queja de lo que he podido entregar en los momentos de la historia de Chile, sea como educador, sea como pastor y voy a seguir trabajando porque lo que me interesa no son títulos, sino que me interesan las personas”, declaró.
“Yo confieso en la catedral, especialmente en la época de semana de Santa, pero yo no tengo conciencia de haber confesado, porque no lo conozco y menos todavía de haber sabido, de darle un abrazo y haberle dicho que un sacerdote le entregaría un dinero a nombre mío”, afirmó.
“Eso no, lastimosamente eso no es así, comprendo que él pueda sentir lo que siente y tengo toda mi estima y toda mi afecto también por lo que él ha sufrido”, prosiguió Ezzati, desmintiendo el testimonio entregado por el denunciante.
Negó que haya tenido contacto con la víctima y respecto a los antecedentes aclaró que una vez llegada la información al Arzobispado, se decretó una investigación previa que posteriormente fue entregada al Vaticano, que quería revisar la situación al también recibir una denuncia.
Respecto a declaraciones de Tito Rivera, quien habría deducido participar en un círculo de sacerdotes homosexuales, Ezzati también descartó tener conocimiento de ello. “Puede ser que exista, porque el obispo no es el que va a investigar la vida privada de cada sacerdote… pero que yo tenga conocimiento de que haya habido y haya un círculo, lo desconozco totalmente”, respondió.
Cuando se le consultó si se sentía culpable, junto al cardenal Francisco Javier Errázuriz, de la crisis en la Iglesia contestó que “no puedo hablar por el señor cardenal Errázuriz. Sin duda alguna una de las tareas que me ha tocado a mí y muy dolorosa, muy vergonzosa, muy humillante es tomar en las manos los casos que estaban denunciados y han sido denunciados. Lo que le puedo decir con mucha transparencia y mucha serenidad, que sin duda alguna pudimos haber cometido algunos errores, no somos infalibles… no soy infalible, pero que todos los casos que han sido denunciados en la Arquidiócesis de Santiago de la cual desde el año 2011 soy responsable, todos, todos los casos han sido investigados y todos los casos son investigados, lo que denunciaron posteriormente y están en fase de resolución”.
En relación a su calidad de imputado por parte de la Fiscalía, que lleva a cargo las investigaciones de las denuncias, Ezzati sostuvo que “eso deberá determinarlo la justicia. Yo estoy muy tranquilo y estoy dispuesto como he dicho siempre a estar a disposición de la justicia si quiere investigar y tiene toda la libertad de hacerlo”.
Al referirse de las razones por las que no declaró ante la Fiscalía cuando correspondía, dijo que “el problema fue porque mi abogado no tenía todavía todos los datos. No se le habían entregado todos los datos. Yo estoy dispuesto y lo he dicho en ese momento, estoy dispuesto ahora y siempre a declarar lo que la justicia debe investigar”.
Habló también de la petición de algunos parlamentarios de quitarle la nacionalidad chilena. “Me duele, me duele inmensamente, primero porque ha sido una entrega de nacionalidad por gracia y el decreto pone cuales son los motivos por eso. Creo que las autoridades están libres de hacer el camino que quieran. Eso me duele, lo vuelvo a decir, creo personalmente que es injusto, pero yo voy a seguir trabajando como arzobispo hasta que el Santo Padre me lo pida y después como sacerdote sin ninguna queja de lo que he podido entregar en los momentos de la historia de Chile, sea como educador, sea como pastor y voy a seguir trabajando porque lo que me interesa no son títulos, sino que me interesan las personas”, declaró.