Según el diagnóstico interdisciplinario, que aparece publicado este martes en El Mercurio, la realidad nacional es que el medio ambiente en Chile no resiste más presión humana ni contaminación, y menciona ciudades colapsadas, disminución de precipitaciones, menor disponibilidad de agua y mayor ocurrencia de incendios.
De acuerdo a la publicación, hace unos tres mil años, los habitantes del norte y centro del país ya estaban modificando el territorio. Mientras en el desierto de Atacama manejaron el agua de ríos y acuíferos para crear campos de cultivos fértiles y oasis de vegetación artificiales, en el centro talaron y quemaron bosques. En tanto que en la costa sobreexplotaron sus recursos, alterando su morfología y nutrientes.
“Estos pueblos modificaron su tecnología de cultivo, así como también vivieron cambios socioculturales para adaptarse a condiciones climáticas adversas, algo análogo a lo que debemos hacer hoy”, dice Laura Gallardo, directora del (CR)2. Esos cambios de ayer deberían tomarse como una línea base o límites seguros para actuar hoy.
También menciona que los cambios que se están produciendo en el océano están afectando a la pesca y a la biodiversidad, pero hasta ahora los estudios son insuficientes para determinar la gravedad del impacto.
Se ha detectado una mayor presencia de aguas frías en la superficie del océano, con baja concentración de oxígeno, pero ricas en nutrientes. Esto aumenta el fitoplancton, pero no está claro cómo afecta al ecosistema. Por ello, el informe sugiere la creación de una red oceanográfica compuesta, entre otros, por boyas y estaciones meteorológicas desplegadas en la costa.
Además, dada la mayor persistencia de sequías y la menor disponibilidad de agua, el informe recomienda, como una acción clave, revisar las metodologías actuales de asignación del agua y el Código de Aguas. Entre 1960 y 2016 se confirmó la disminución en las precipitaciones, la que en algunas zonas llegó al 8% por década. Si bien estarían involucrados factores cíclicos naturales, los científicos estiman que el cambio climático está comenzando a tener cada vez más peso en la ecuación.
Mientras que en el ámbito forestal, el informe urge por la creación de una nueva política para asegurar la conservación de “uno de los hotspots de biodiversidad más singulares del mundo”, enfrentar los nuevos regímenes de incendios y asegurar el suministro de agua en el centro y sur. Hasta ahora, se ha perdido el 50% del área de bosque nativo respecto de su espacio original.