La sonda europea Mars Express, en órbita alrededor del planeta desde finales de 2003, ya detectó restos de metano en su atmósfera en 2004 gracias a su espectrómetro infrarrojo PFS. Pero, por razones técnicas, estos resultados no convencieron totalmente.
En junio de 2018, la NASA anunció por su parte que su robot móvil Curiosity había detectado metano en la atmósfera marciana el 15 de junio de 2013 cerca del cráter Gale. Estos resultados “in situ” suscitaron sin embargo dudas, ya que algunos indicaban que este metano podía venir del propio rover (robot móvil), recordó a la AFP Marco Giuranna, del Instituto Italiano de Astrofísica en Roma.
Entretanto, el equipo internacional dirigido por este investigador italiano consiguió mejorar la calidad de los datos recogidos por el espectrómetro infrarrojo de Mars Express, una misión de la Agencia Espacial Europea (ESA).
“Hemos desarrollado una nueva forma para seleccionar, tratar y recuperar los datos” del espectrómetro, explica Marco Giuranna. “Esto reduce en gran parte las incertidumbres en torno a las medidas de PFS”, añade.
Poco después del aterrizaje en 2012 de Curiosity en el cráter de impacto Gale, “decidí llevar a cabo una vigilancia a largo plazo de la atmósfera marciana” en ese lugar, explica el investigador, cuyo estudio fue publicado en Nature Geoscience.
El 16 de junio de 2013, un día después de Curiosity, el espectrómetro de Mars Express registró un “pico de emisión” de metano por encima del cráter.
Estos resultados constituyen una “confirmación independiente de las medidas de Curiosity”, señala el estudio.
Hallar metano (CH4) en Marte es muy importante para los especialistas de los planetas porque “podría ser un indicador de una vida microbiana”, dice el investigador. Pero la presencia de este gas puede ser el resultado de reacciones geoquímicas, sin relación con la vida.
Además, el equipo de Marco Giuranna cree que ha conseguido localizar la fuente de esta emisión de metano en una región de fallas al este del cráter Gale.
Para ello, los científicos efectuaron dos estudios separados, uno a base de modelización digital y otro a partir de un análisis geológico del lugar. Los resultados de ambos estudios convergieron hacia la misma zona. “Es muy emocionante y muy inesperado”, dice con entusiasmo el investigador italiano.
“Hemos identificado fallas tectónicas que podrían extenderse bajo una región cubierta de una fina capa de hielo (…) Es posible que el hielo retenga el metano bajo la superficie y lo libere de forma episódica cuando las fallas se rompen”, añadió Giuseppe Etiope, del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Roma.