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El Santiago de hace un siglo se parece mucho al de hoy, según este perro escritor

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El escritor Gonzalo Marín y el ilustrador Adrián Gouet buscaban alguna obra local para explorar el formato de novela gráfica. “Pero no cualquier pieza literaria”, dice el artista. Cuenta que deseaban poner a prueba el tándem con una historia fresca, relevante y que ofreciera una nueva mirada en esta popular plataforma. “Queríamos algo con humor y medio criollo. Teníamos una intuición muy genérica de lo que deseábamos. Comenzamos a acotar la búsqueda a autores chilenos y obras literarias locales. Sólo sabíamos que no queríamos algo muy consolidado, queríamos que necesitara una adaptación que no estuviesen resueltas en ese sentido”, recuerda.

Imagen foto_00000020En esa pausa, Marín le mostró a Gouet un libro escrito por su abuelo Juan Rafael Allende en 1893: “Memorias de un perro escritas por su propia pata” (Letra Capital 2015), la improbable historia de un quiltro en su lecho de muerte que decide escribir sus memorias para dejar fama y memoria de sí, es además una visceral crítica social sobre sus andanzas caninas por el Santiago de adobe y acequias del siglo XIX.

La primera vez que la leyó, Gouet dice haberla encontrado muy fragmentada y divertida, dueña de expresiones del lenguaje ignotas y de una colorida descripción de lugares de Santiago reconocibles hasta hoy. “Era como una cosa extranjera, incluso, pero que se mezclaba con una curiosa familiaridad“, dice el dibujante.

Imagen foto_00000018Postales de entonces como el rancho de alambrada y barro, el entorno de las calles o los códigos de la vestimenta y de la jerga son tan particulares que no le daban a la dupla mucha opción de carrilearse, dice Gouet, así que el trabajo de investigación fue maratónico antes de tirar las primeras rayas. “Durante este trabajo de documentación me sorprendió la presencia de una mentalidad muy rural en medio de la ciudad para ese entonces. Hubo un cambio muy fuerte en estos últimos 100 años. Antes, todo era marcadamente campestre, te hablo del siglo anterior al carrito de sopaipillas, cuando se vendían pequenes (empanadas de cebolla) con esa misma popularidad. Una sociedad pre análoga que por alguna razón desapareció totalmente. Algunos dirán que son los cambios naturales de los tiempos”, reflexiona. “Creo que el corazón del trabajo es registrar esta idea de que la ciudad va cambiando mucho y con ella, también quienes la habitan”.

Imagen foto_00000019La mirada del perro Rompecadenas libra al autor de toda responsabilidad y entrega a su suerte al pobre quiltro que le pone los acentos a los hábitos de ese Santiago más bestial y menos luminoso. Las vendetas policiales que envenenaban perros callejeros, monasterios con ensordecesoras bacanales, damas pías con costumbres grotescas y la camaradería brutal de los niños del arroyo, son parte de las memorias de este perro testigo plenas de humor e ironía.

-Varios de estos vicios relatados por la propia pata del perro siguen vigentes
-Es cierto, este perro es un personaje del sentido común que va sin brújula, ni un norte; va con lo puesto no más, pero con toda esa libertad del desapego que permite al lector entendido hacer también un recorrido por la geografía social de esa época. En ese recorrido hay muchas cosas que hacen eco en lo que vivimos actualmente. Es algo súper nítido, como por ejemplo esta especie de doble vida en muchos ámbitos; cosas explícitas en el libro que hablan de una fuerte sensibilidad hacia el tema del maltrato animal, la crítica a la moralidad de los sacerdotes, del trato hacia ricos y pobres. Hay un momento en que el perro se hace millonario y realiza un recorrido por varios lugares que dan cuenta de esos temas que siguen pendientes, muy actuales por ahí. La adaptación quiere enfatizar esas vivencias, pero también sus contradicciones, dobleces morales y ambiciones.

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-Parece un buen momento para la novela gráfica chilena que puede darse el lujo de innovar con una obra casi extraviada como la de J.R. Allende

-Así es, ha habido una especie de “salida del clóset” de mucha gente valiosa que ha empezado a reconocer y liderar esta reflexión sobre la literatura ilustrada como una manifestación que tiene pleno derecho a considerarse como un arte y una tradición súper rica que habíamos olvidado un poco. Hay una muy sana y alentadora reaparición de esas tradiciones a través de gente que está haciendo cosas, como la Galería Plop!. Ahí hay un síntoma de esta recuperación de cosas que nunca estuvieron desaparecidas, sino un poco ocultas. Ojalá sea un comienzo y finalmente la cosa estalle como el buen momento que tiene la novela gráfica en Argentina, por ejemplo donde se ha cumplido con esta mezcla de literatura e ilustración, con este cruce de relatos, esta cosa media quiltra.

Juan Rafael Allende (1848-1909)


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Es considerado unos de los máximos exponentes de la literatura popular y satírica de nuestra historia por el historiador Luis Villalobos Dintrans, en el prólogo del libro de Letra Capital anota: “Sin duda, Allende fue el autor predilecto de la población popular urbana de Santiago. Su literatura era un elemento cotidiano para muchos de sus habitantes. Sus periódicos empapelaban las habitaciones del pueblo, los restaurantes, o las fondas en Fiestas Patrias, y se vendían a viva voz en el sector del Mercado Central y la Estación Mapocho”.

En “Memorias de un perro escritas por su propia pata”, es un perro quiltro quien narra en primera persona sus experiencias en el Santiago de fines del siglo XIX. En 60 páginas, una serie de viñetas dan forma a una novela gráfica que pasa a engrosar el catálogo de Letra Capital Ediciones, enfocado a la publicación de libros sobre historia, patrimonio cultural y urbanismo.

AUTOR: Carlos Salazar
FUENTE: La Nación
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