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El primer caso humano en el mundo: Médicos australianos extraen lombriz viva del cerebro de una mujer

El parásito medía 8 centímetros y fue identificado como un Ophidascaris robertsi, el cual es común en serpientes y canguros. “Hasta donde sabemos, es también la primera vez que aparece en el cerebro de una especie de mamífero, humano o no”, explicaron los expertos.

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Un importante hallazgo es el que sucedió recientemente en Australia, luego de que un grupo de neurocirujanos lograra extraer una lombriz parásita viva del cerebro una mujer, algo que los investigadores han catalogado como inédito en la historia de los registros médicos. 

La lombriz correspondía a un ejemplar de Ophidascaris robertsi, y medía 8 centímetros. Asimismo, los expertos han explicado que este parásito es común en serpientes pitones diamantina y en canguros. 

En tanto, la paciente, una mujer de 64 años, había sido internada en enero de 2021 en un hospital de Camberra, luego de presentar dolores abdominales y diarrea, además de una serie de síntomas como fiebre, tos, sudores nocturnos y dificultad para respirar. 

Posteriormente, el año pasado, fue sometida a una resonancia magnética, después de experimentar trastornos en la memoria, y sorprendentemente, tras notar que tenía una lesión atípica en su cerebro, un neurocirujano del hospital de Canberra profundizó en torno a esta anomalía y descubrió la presencia de la lombriz. 

De acuerdo al experto en enfermedades infecciosas de la Universidad Nacional Australiana y el hospital de Camberra, Sanjaya Senanayake, “este es el primer caso humano de una Ophidascaris en el mundo”, y añadió que “hasta donde sabemos, es también la primera vez que aparece en el cerebro de una especie de mamífero, humano o no”.

Por su parte, los investigadores apuntaron a que la paciente, quien continúa siendo examinada por los especialistas en enfermedades infecciosas y cerebro, se habría infectado tras buscar arbustos comestibles en las cercanías de su hogar, y que posiblemente estaban contaminados con larvas parasitarias diseminadas en las heces de las serpientes.

“No puedo enfatizar más nuestra admiración por esta mujer que ha mostrado paciencia y coraje en el proceso”, sentenció el doctor Senanayake.

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