Así lo revela hoy el Diario de Atacama, de Copiapó, precisando que Gómez, de 71 años, permanece ingresado desde hace veinte días en una clínica de esa ciudad, pero que en realidad se encuentra mal de salud desde el pasado abril, cuando se complicó un resfrío que lo atacó entonces.
Gómez se atendió primero se forma ambulatoria, pero el tratamiento no le significó una mejoría, sino que por el contrario, su resfrío derivó en una neumonía y debió ser ingresado en la clínica.
El veterano minero, que en los últimos años se ha ganado la vida conduciendo un taxi colectivo en Copiapó, necesita dos equipos de oxígeno, uno fijo y otro portátil, que deben ser importados y aún no los recibe.
En declaraciones al periódico, Gómez dijo que se siente “preso” en la clínica y pidió agilizar la entrega de los equipos para poder volver a su casa.
“Seré oxígeno dependiente el resto de mi vida“, comentó Gómez, que pasa los días acompañado por su esposa, Lilianet Ramírez, que ya lo esperó durante más de dos meses en 2010, en el campamento de los 33 trabajadores atrapados en la mina San José, situada no lejos de Copiapó y actualmente clausurada.
Gómez ha sido visitado también por algunos de sus compañeros de enclaustramiento en la mina, entre ellos Luis Urzúa, el jefe de turno de los 33, y Luis Reygadas, mientras otros le han llamado por teléfono.