Se trata del mayor recorte de la tasa de interés en Chile desde junio de 2009, en plena crisis financiera global.
De acuerdo al documento elaborado por el instituto emisor, una de las razones para tal determinación es la influencia negativa del escenario macroeconómico externo.
“Los principales desarrollos del último mes se han dado en torno a la guerra comercial, que se ha extendido a otros ámbitos de la relación entre Estados Unidos y China, además de abarcar a otros socios comerciales del primero”, dice el texto del BC.
Para el Banco Central esta situación “ha afectado la valoración de los activos, con caídas de las bolsas y bajas de las tasas de interés de largo plazo. Además, se ha producido una apreciación global del dólar y una disminución de los precios de las materias primas, incluido el cobre”, apuntando claramente al principal bien exportador del país.
Según el análisis del Consejo del Banco Central, en los días recientes los mercados financieros globales han tenido alguna mejora, de la mano de señales provenientes -acotaron- de los bancos centrales de países desarrollados acerca de su disposición a aumentar el estímulo monetario.
La disminución de la tasa también está dada para el BC por los datos parciales de inflación y actividad del segundo trimestre, que se han ubicado bajo las expectativas del mercado.
“Destaca lo ocurrido en el mercado laboral, la producción industrial y sus perspectivas. Esto último coincide con una ralentización importante del comercio global, que incluso mostró contracciones anuales en algunos meses“, señalaron.
Respecto de los mercados financieros locales, para el instituto emisor los desarrollos externos se han transmitido a través del tipo de cambio, la bolsa y el mercado de renta fija.
“Los indicadores de riesgo local también han mostrado algún aumento, aunque se mantienen en niveles acotados. Los precios de mercado han incorporado una menor TPM. Por su lado, las tasas de colocaciones han tenido bajas en sus últimos registros, y varias de ellas siguen en torno a sus mínimos históricos”, detallaron.
Según el Banco Central, la publicación de las Cuentas Nacionales del primer trimestre ratificó un crecimiento de la actividad por debajo de lo proyectado, debido a un peor desempeño de ciertos rubros más volátiles —ligados a recursos naturales— y de la minería.
“En cuanto a la demanda, resaltó la desaceleración de la inversión en maquinaria y equipos y las exportaciones, ambas por debajo de lo previsto, lo que coincide con el deterioro del escenario externo en los últimos trimestres y una acumulación de existencias que no se ha revertido según lo esperado”, dice el documento de análisis.
Sobre el consumo, para el Central no mostró sorpresas con mayor fortaleza de su componente habitual.
En relación al Imacec de abril, para el Consejo se evidenció una mejora del sector minero y un crecimiento del no minero que se mantuvo algo sobre 2% anual.
En lo concerniente a la inflación anual del IPC para el BC estará “a fines de este año y a un año plazo se ubican algo por debajo de 3% anual, mientras que a dos años plazo permanecen en torno a esa cifra”.
“En esta ocasión, el Consejo también consideró la actualización de las estimaciones de los parámetros estructurales que se utilizan para la evaluación del estado de la economía, sus perspectivas y la calibración de la política monetaria”, apuntaron.
En relación a las proyecciones incluidas en el IPoM (Informe de Política Monetaria), de acuerdo al Central apuntan a que en el 2019 el PIB crecerá entre 2,75 y 3,5%, mientras que en el 2020 y 2021 lo hará entre 3 y 4%, asociado a una recuperación del ritmo de expansión en la segunda mitad de este año y el mayor crecimiento potencial.
“El Consejo considera que, a la luz de la actualización de los parámetros estructurales, la recuperación de la economía no ha sido suficiente para cerrar la brecha de actividad e impulsar la inflación. Por ello, estimó necesario recalibrar el impulso monetario”, destacaron.