China aceptó importaciones adicionales de bienes estadounidenses por 200.000 millones de dólares en dos años, según el texto firmado en la Casa Blanca por Trump y Liu.
Esa cantidad incluye 32.000 millones de dólares en productos agrícolas y marinos, casi 78.000 millones de dólares en bienes como aeronaves, maquinaria y acero y 52.000 millones de dólares en productos del sector de energía.
“Hoy damos un paso trascendental que nunca hemos dado antes con China” y que asegurará “un comercio limpio y recíproco”, dijo Trump en la ceremonia de la firma del texto en la Casa Blanca.
Mientras Trump hablaba largamente y sin pausa, las principales cadenas de televisión interrumpieron la transmisión en vivo de la ceremonia para dar paso a la presentación en el Congreso de los cargos en su contra.
La distensión de las fricciones entre ambas potencias animó a los mercados en las últimas semanas, en tanto la imposición de nuevos aranceles salió de escena.
Trump también agradeció al líder chino Xi Jinping y dijo que visitaría a China “en un futuro no muy lejano.”.
“Las negociaciones fueron duras”, dijo Trump pero condujeron a un resultado “increíble”.
No obstante, dijo que la eliminación de los aranceles será posible “si conseguimos alcanzar la fase dos” del acuerdo.
“Los voy a dejar. De no ser así, no tendría cartas para negociar”, admitió.
En una carta a Trump, leída por Liu, Xi dijo que el acuerdo “es bueno para China, para Estados Unidos y para el mundo entero”.
Pero, los asuntos más delicados quedaron para ser resueltos en la “fase dos” de las negociaciones. Entre esos asuntos pendientes, se cuentan los enormes subsidios a las industrias estatales.
Un par de horas antes de la firma, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, presionó a Pekín a mantenerse en la mesa de negociaciones y hacer mayores concesiones, entre ellas algunas sobre ciberseguridad y acceso de firmas estadounidenses a China, para que Washington pueda aliviar los aranceles vigentes.
“En la fase dos habrá reducciones adicionales”, dijo Mnuchin a la cadena CNBC. “Eso le da a China un gran incentivo para volver a la mesa y aceptar asuntos adicionales que aún no están resueltos”, dijo.
No obstante, elementos del acuerdo que Washington considera como logros, efectivamente llevan la relación entre las superpotencias al mismo lugar en que estaban cuando Trump entró en la Casa Blanca en 2017.