La tienda “Gracia Mía” nació hace seis años como un espacio donde ropa, joyería y accesorios visten a un tipo de mujer versátil, cree su dueña Catherine Ríos. Cuando era niña y modificaba sus pulseras con nuevas mostacillas o vendía colets en el colegio, emergió esta habilidad, o gracia propia, que ahora levanta en su local, ubicado a un costado del Tottus de Vitacura con Gerónimo de Alderete.
“Algo de niña me queda todavía”, remarca la joven mientras pasea sus manos por un aparador donde diversas poleras de algodón hilado pasan del blanco al rojo en una escala imperceptible.
“Cada collar o prenda de la línea que diseño, la hago con la misma entrega de cuando me dedicaba a las pulseras para mis amigas. Son objetos que te transmiten la energía y el cariño de alguien que se sentó a confeccionarlo para otro. Muchas clientas me dicen que se sienten más lindas cuando se prueban algo que no se atrevían a usar antes”, remarca sobre una amplia oferta de collares largos, piedras rojas alternadas con cristales naturales o colgantes de mandala, la cábala y otros motivos.
A diferencia de lo que los manuales de la moda dictan, para Ríos es la ropa la que pasa a convertirse en un complemento de estas joyas. Es decir, muchas mujeres escogen un collar o colgante después de elegir el outfit, pero Catherine asegura que lo más importante es el accesorio en un mundo donde la ropa es una de las industrias que más contamina y cuya corta duración es una transgresión al sentido común.
“La moda es uno de los grandes contaminantes a nivel ambiental y social y todos tenemos que hacer algo al respecto, sobre todo el retail que trabaja con ropa prácticamente desechable. Me gusta pensar en el atributo de mi línea de ropa como algo versátil que no debes cambiar en invierno o verano. A la misma prenda le agrego una camiseta abajo o un beatle durante la estación fría y en verano sigue siendo una polerita rica y cómoda. Es una compra inteligente”, señala acerca de la colección de algodón.
“Es una línea de ropa muy sencilla, muy básica de colores que van sumando atributos con cada accesorio que le agregas. También tengo algunas cosas de estampado para ofrecer siempre algo para las interesadas y que todas se sientan cómodas y seguras. La idea final es solucionar el problema del ancho y el largo que tanto aqueja a las chilenas y convencerlas de que la ropa relajada no te va a impedir ser coqueta”, remarca la emprendedora.
Reitera la idea de la supremacía del accesorio respecto al dress code. “Cuando hablamos de accesorios, lo que te pongas, ilumina: un collar largo extiende el tronco de una persona bajita de estatura o que no tiene las medidas perfectas que el modelo estándar de belleza erróneamente le exige a la mujer. Los accesorios son fundamentales y tan versátiles que te permiten jugar de día y de noche usando, incluso, la misma ropa sin que nadie se dé cuenta”, recomienda.
Realizando un paralelo con la contingencia, Catherine compara esta cadena de valor con lo que pasa cuando la gente regresa a la tienda o verdulería del barrio en lugar del supermercado. Todas esas personas sienten el esfuerzo de las pymes, lo aprecia en cada compra y también lo valora más respecto a las grandes tiendas.
Plantea que su clientela está compuesta por mujeres seguras de sí mismas, que usan ropa fresca y que ya “se atrevieron”. “Se lanzaron a probar más y si antes les gustaban los tonos tierra, hoy van por los tonos beige y dorados. Van detrás del blanco por su atención en la luz. Sin embargo, la gran mayoría de las mujeres en Chile seguimos presas de las modas. Según el status, he visto que hay comunas donde solo se ocupan los mismos colores y hay otros que, simplemente están vetados”, detalla Catherine.
“Yo me considero una ‘atrevida’ en ese sentido, por la forma en que uso el rojo, el azulino, el turquesa o el calipso. Colores que no son de uso masivo, pero que encima de uno lo alegran y replican entornos como la playa dentro de la ciudad”, dice blandiendo un sombrero de fibras ataviado con conchitas marinas.
Esta empresaria que da trabajo a otras dos personas, aventura en el largo plazo extender “Gracia Mía” a alguna ciudad playera o una del norte de Chile, quizás. Un espacio más grande que permita mayor presencia de creaciones de otras mujeres en la forma de una concept store, dice, donde consolidar la tienda y su propuesta de ropa atemporal siempre versátil, luminosa y dedicada a mujeres de un nuevo país.
Puedes conocer más sobre la tienda en @gracia_mia_complementos
“Algo de niña me queda todavía”, remarca la joven mientras pasea sus manos por un aparador donde diversas poleras de algodón hilado pasan del blanco al rojo en una escala imperceptible.
“Cada collar o prenda de la línea que diseño, la hago con la misma entrega de cuando me dedicaba a las pulseras para mis amigas. Son objetos que te transmiten la energía y el cariño de alguien que se sentó a confeccionarlo para otro. Muchas clientas me dicen que se sienten más lindas cuando se prueban algo que no se atrevían a usar antes”, remarca sobre una amplia oferta de collares largos, piedras rojas alternadas con cristales naturales o colgantes de mandala, la cábala y otros motivos.
A diferencia de lo que los manuales de la moda dictan, para Ríos es la ropa la que pasa a convertirse en un complemento de estas joyas. Es decir, muchas mujeres escogen un collar o colgante después de elegir el outfit, pero Catherine asegura que lo más importante es el accesorio en un mundo donde la ropa es una de las industrias que más contamina y cuya corta duración es una transgresión al sentido común.
“La moda es uno de los grandes contaminantes a nivel ambiental y social y todos tenemos que hacer algo al respecto, sobre todo el retail que trabaja con ropa prácticamente desechable. Me gusta pensar en el atributo de mi línea de ropa como algo versátil que no debes cambiar en invierno o verano. A la misma prenda le agrego una camiseta abajo o un beatle durante la estación fría y en verano sigue siendo una polerita rica y cómoda. Es una compra inteligente”, señala acerca de la colección de algodón.
“Es una línea de ropa muy sencilla, muy básica de colores que van sumando atributos con cada accesorio que le agregas. También tengo algunas cosas de estampado para ofrecer siempre algo para las interesadas y que todas se sientan cómodas y seguras. La idea final es solucionar el problema del ancho y el largo que tanto aqueja a las chilenas y convencerlas de que la ropa relajada no te va a impedir ser coqueta”, remarca la emprendedora.
Reitera la idea de la supremacía del accesorio respecto al dress code. “Cuando hablamos de accesorios, lo que te pongas, ilumina: un collar largo extiende el tronco de una persona bajita de estatura o que no tiene las medidas perfectas que el modelo estándar de belleza erróneamente le exige a la mujer. Los accesorios son fundamentales y tan versátiles que te permiten jugar de día y de noche usando, incluso, la misma ropa sin que nadie se dé cuenta”, recomienda.
PRENDAS PARA MUJERES SEGURAS DE SÍ MISMAS
La tienda “Gracia Mía”, que cumple un año en Vitacura 6980, recopila la experiencia de Catherine en el ámbito del emprendimiento. Ese aprendizaje le permite ofrecer su tienda como vitrina a otras mujeres que quieren iniciar un camino propio. Muestra unas chaquetas de mezclilla intervenidas con piezas de mezclilla, brochazos de óleo, tachas y otras piezas que las vuelven prendas únicas a tono con el resto del mostrador, pero nunca vistas en el retail. “Créeme que algo que has creado con tus manos es mucho más fácil de vender, porque la gente siente el cariño que hay detrás”, asegura.Realizando un paralelo con la contingencia, Catherine compara esta cadena de valor con lo que pasa cuando la gente regresa a la tienda o verdulería del barrio en lugar del supermercado. Todas esas personas sienten el esfuerzo de las pymes, lo aprecia en cada compra y también lo valora más respecto a las grandes tiendas.
Plantea que su clientela está compuesta por mujeres seguras de sí mismas, que usan ropa fresca y que ya “se atrevieron”. “Se lanzaron a probar más y si antes les gustaban los tonos tierra, hoy van por los tonos beige y dorados. Van detrás del blanco por su atención en la luz. Sin embargo, la gran mayoría de las mujeres en Chile seguimos presas de las modas. Según el status, he visto que hay comunas donde solo se ocupan los mismos colores y hay otros que, simplemente están vetados”, detalla Catherine.
“Yo me considero una ‘atrevida’ en ese sentido, por la forma en que uso el rojo, el azulino, el turquesa o el calipso. Colores que no son de uso masivo, pero que encima de uno lo alegran y replican entornos como la playa dentro de la ciudad”, dice blandiendo un sombrero de fibras ataviado con conchitas marinas.
Esta empresaria que da trabajo a otras dos personas, aventura en el largo plazo extender “Gracia Mía” a alguna ciudad playera o una del norte de Chile, quizás. Un espacio más grande que permita mayor presencia de creaciones de otras mujeres en la forma de una concept store, dice, donde consolidar la tienda y su propuesta de ropa atemporal siempre versátil, luminosa y dedicada a mujeres de un nuevo país.
Puedes conocer más sobre la tienda en @gracia_mia_complementos