La población desplazada de manera forzosa alrededor del mundo aumentó en 2017 en más de 2,9 millones de personas, según cifras entregadas por la Agencia de Naciones Unidas para Refugiados (Acnur).
Esto se traduce que al final del año pasado los desplazados por distintos conflictos, superaba los 68 millones de personas, las cifras más altas en la historia de la humanidad.
Esta marea humana es acogida en un 85% por las regiones en desarrollo, eso quiere decir que más de 19 millones y medio de personas se mueven en esas zonas y 6,7 millones de refugiados son recibidos por naciones menos desarrolladas.
Chile es parte del fenómeno y existen alrededor de 10 mil personas refugiadas y solicitantes de asilo. Acnur confirma que en su mayoría son latinoamericanos que huyen de las crisis originadas en la región. Los países que encabezan las peticiones son Colombia, Cuba y Venezuela.
¿Cuál es el rol de los medios de comunicación frente a este fenómeno? El Premio Nacional de Periodismo 2011, Sergio Campos Ulloa, plantea que los medios de comunicación deben observar con mayor profundidad la forma en que se producen estos hechos, es necesario reflexionar acerca de la actitud que tienen los países con los extranjeros que reciben. Explica que “el tratamiento que han tenido en Chile es aleatorio, hay una parte que acoge y otra que no, lo importante es examinar la construcción mediática de esa realidad y la manera en que los gobernantes hablan de las personas que vienen a buscar refugio”.
El periodista especializado en temas internacionales, Carlos Zárate, se enfoca en la necesidad de darle tribuna en los medios: “En un país que está tensionado por la migración nos obliga a mirarnos a nosotros como sociedad y también como periodistas pues debemos tener conocimientos nuevos”. Agrega que la ignorancia en torno al tema impide mirar las razones que dan origen al fenómeno.
Para Delfina Lawson, jefa nacional de Acnur, los medios deben poner la mirada en las historias, las motivaciones y los sueños de quienes se ven afectados por el desplazamiento forzado. Establece que “el factor valórico es clave para que el trabajo periodístico salvaguarde la calidad de la información”, complementado que “si el periodismo pierde el interés por escuchar a la otra persona y entenderla entonces hay que dar un paso al costado”.
Al hacer eco del análisis de los expertos, el llamado es a tomar el desafío para el ejercicio de la profesión pues el periodismo por esencia es el contrapoder y se debe a su rol social. Si se separa el oficio de la ciudadanía entonces se extravía el foco de la profesión arriesgándose a perder la calidad de periodistas y generar esos pequeños pero necesarios cambios sociales.
•Ignacio Paz Palma, académico de la Facultad de Comunicaciones, U.Central.