Según informó este miércoles el Observatorio Austral Europeo (ESO) en un comunicado, los científicos están convencidos de que en el cúmulo NGC 3201, situado en la constelación meridional de Vela, hay un agujero negro con masa estelar inactivo con una masa de unas cuatro veces la del sol.
Benjamín Giesers, investigador de la Universidad Georgia August de Gotinga (Alemania) y responsable del estudio, explicó que “hasta hace poco se suponía que casi todos los agujeros negros desaparecerían de los cúmulos globulares después de poco tiempo y que sistemas como éste ni siquiera deberían existir. Pero, claramente, éste no es el caso”.
El descubrimiento, agregó, “es la primera detección directa de los efectos gravitacionales de un agujero negro de masa estelar en un cúmulo globular”, un hallazgo que “ayuda a comprender la formación de los cúmulos globulares y la evolución de los agujeros negros y los sistemas binarios, vital en el contexto de la comprensión de fuentes de ondas gravitacionales”.
Según el comunicado, se trata de un “importante descubrimiento” que tendrá “una gran repercusión” en la comprensión de la formación de estos cúmulos de estrellas, los agujeros negros y los orígenes de “eventos de ondas gravitacionales”.
El equipo de astrónomos dio con este agujero negro al observar una estrella del cúmulo NGC 3201 que “se comportaba de un modo muy extraño” desde el telescopio VLT del observatorio del ESO, situado en el desierto de Atacama, en Chile.
El astro se mueve hacia atrás y hacia delante a velocidades de varios cientos de miles de kilómetros por hora, con un patrón que se repite cada 167 días, “este hecho solo se podía explicar si orbitaba en torno a un agujero negro”.
“Orbitaba alrededor de algo totalmente invisible que tenía una masa de más de cuatro veces la del Sol. ¡Solo podía tratarse de un agujero negro!”, apuntó Giesers.