Con satisfacción nos enteramos que La Moneda ha convocado a los parlamentarios regionalistas para establecer un plan de trabajo de cara a las elecciones de gobernadores regionales. Ya comenzaba a ser preocupante la casi total omisión de la agenda descentralizadora en los compromisos presidenciales.
Esta elección dará inicio a un proceso sin retorno de demandas y fortalecimiento de los actores regionales. ¿Está preparado el gobierno para responder a estas demandas y los potenciales conflictos que de ellas se derivan?
La descentralización no se trata sólo de elegir autoridades, sino de transferir poder desde el nivel central hacia regiones y municipios, de manera tal que cada región defina los ámbitos que estima prioritarios para impulsar su desarrollo.
Para que esto suceda, es clave dotar a los gobiernos regionales de atribuciones efectivas para definir y financiar el desarrollo económico regional, y cerrar brechas de acceso a bienes y servicios básicos que, lamentablemente, todavía persistentes entre distintas zonas al interior de cada región.
Son muchos los temas pendientes y urgentes de esta agenda. Pensar integralmente las ciudades, modificar la forma en que se financian las inversiones, cambiar la forma en que las regiones acceden y disponen de los recursos, avanzar hacia una nueva forma de relación entre gobiernos regionales y municipios en pos de objetivos comunes, son sólo algunas de las necesidades urgentes que -de no ser abordadas- abren un amplio espacio de incertidumbre respecto de las repercusiones que tendrá la primera elección de gobernadores en 2020.
• María Ignacia Fernández, directora ejecutiva Rimisp – Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural.