Un nuevo escándalo sexual sacude a la iglesia católica después que un sujeto de iniciales O.M.M, acusó a un sacerdote de haberlo violado y contagiado del virus del VIH.
Según informó Radio Bío Bío, el hecho habría ocurrido el año 2005, sin embargo, la presunta víctima del acto de denunció los hechos recién en diciembre del 2016 y demanda a la iglesia católica en 50 millones de pesos.
En el texto legal, se indica que la violación habría ocurrido en el verano del 2005 cuando la víctima fue invitada por el sacerdote Víctor Calderón Soriano- quien falleció el año 2012-, de la congregación Mercedaria, a beber alcohol.
Según narra la víctima, tras beber varias copas, perdió el conocimiento, despertando en la cama del sacerdote sin pantalones ni ropa interior, momento en que se dio cuenta que había sido violado.
Años más tarde, y luego de lidiar con el trauma, decidió denunciar los hechos ante las autoridades de la Iglesia Mercedaria en Santiago, quienes tras escuchar su testimonio lo enviaron a realizarse exámenes médicos y le habrían ofrecido una pensión de por vida.
Según describe en el líbelo, el afectado recurrió a realizarse un chequeo a la Clínica San Francisco de San Fernando a petición de uno de los sacerdotes a los que acudió, quien más tarde le entregó los resultados que revelaron que O.M.M padecía de sífilis y VIH, enfermedades presuntamente transmitidas por el sacerdote.
Según informó Radio Bío Bío, el hecho habría ocurrido el año 2005, sin embargo, la presunta víctima del acto de denunció los hechos recién en diciembre del 2016 y demanda a la iglesia católica en 50 millones de pesos.
En el texto legal, se indica que la violación habría ocurrido en el verano del 2005 cuando la víctima fue invitada por el sacerdote Víctor Calderón Soriano- quien falleció el año 2012-, de la congregación Mercedaria, a beber alcohol.
Según narra la víctima, tras beber varias copas, perdió el conocimiento, despertando en la cama del sacerdote sin pantalones ni ropa interior, momento en que se dio cuenta que había sido violado.
Años más tarde, y luego de lidiar con el trauma, decidió denunciar los hechos ante las autoridades de la Iglesia Mercedaria en Santiago, quienes tras escuchar su testimonio lo enviaron a realizarse exámenes médicos y le habrían ofrecido una pensión de por vida.
Según describe en el líbelo, el afectado recurrió a realizarse un chequeo a la Clínica San Francisco de San Fernando a petición de uno de los sacerdotes a los que acudió, quien más tarde le entregó los resultados que revelaron que O.M.M padecía de sífilis y VIH, enfermedades presuntamente transmitidas por el sacerdote.
