Si hacemos un poco de historia, el gran salto en la capacidad de los teléfonos móviles comenzó en el año 2001, cuando estos aparatos tecnológicos apenas contaban con una memoria interna de 32 mega.
“En un comienzo, aún no estaba homologado el uso de dispositivos de almacenamiento. Si bien la mayoría ocupaba SD, en formato micro, también hubo marcas que tuvieron sus propios formatos como Sony con sus tarjetas M2. Con el tiempo, derivó en el uso exclusivo de memorias micro SD para poder expandir la memoria de los equipos”, comenta el gerente comercial de Mall Connection, Juan Pablo Bustamante.
Con el transcurso de los años, el mercado de las memorias para estos dispositivos evolucionó, pudiendo ir desde 64 MB, hasta memorias micro SD de 256 GB, en la actualidad. “Aunque la más requerida es la de 16 GB por los usuarios, hoy encontramos teléfonos premium que alcanzan sin problemas los 128 GB. Incluso, ya existen equipos que ofrecen 1 TB de memoria interna”, agrega el ejecutivo.
Si bien las memorias que existen son de largo uso y en las marcas de mayor calidad son sometidas a condiciones extremas para asegurar su buen funcionamiento y proteger la información almacenada, los expertos aseguran que el comportamiento del usuario es relevante a la hora de mantener la vida útil del celular.
“Controlar el buen funcionamiento del teléfono celular depende también del cuidado que le damos. En ese sentido, es importante evitar su exposición a materiales corrosivos temperaturas extremas o golpes de alto impacto. Al mismo tiempo, es ideal mantener las carpetas en orden y distribuir de forma correcta la información para no saturar el almacenamiento”, explica Bustamante.
En cuanto a la velocidad de transferencia de datos tanto de carga como de descarga, ésta también ha presentado avances. “Esto permite que los datos guardados sean grabados de mejor manera no afectar la calidad y a mayor velocidad”.