Desde Suiza, donde trabaja desde hace casi 12 años en el Instituto de Virología de la Universidad de Zurich, la investigadora explica a La Nación la repercusión que está teniendo la pandemia, cuya nueva cepa que se originó en Wuhan, China, en diciembre pasado, y que ha llegado a más de 161 países, ha dejado a su paso más de 200 mil contagios y más de 8 mil muertes.
Frente a este escenario, que al principio no fue abordado con celo por parte de las autoridades, ni tomando mucho en cuenta por los habitantes de las naciones a las que llegó como visitante, la experta subraya que las medidas preventivas y el diagnóstico oportuno son la clave para evitar el avance del virus y reducir la curva ascendente de casos confirmados.
Al respecto, menciona un tema significativo y que adquiere relevancia que es la cuarentena, donde realizarla y mantenerla en los términos que piden los gobiernos es crucial.
En el caso de Chile y todos los estados donde esté presente el coronavirus, la suspensión de clases implica que los niños permanecen aislados en sus casas y sin contacto con el exterior, es decir, con personas a los que potencialmente ellos puedan transmitir el virus.
“Este un tema muy delicado porque no hay que pensar que sólo los niños son los transmisores, y eso hay que enfatizarlo. Lo que pasa es que lo que se ha visto hasta el momento es que los niños que se han infectado han desarrollado síntomas muy leves o ninguno. Eso no quiere decir que no estén infectados, más bien son portadores sanos y distribuyen este virus a las personas con las que están en contacto”, describe.
Tomando como ejemplo el caso de Italia, que después de China es el país donde más se concentró el Covid-19 (Coronavirus disease-19) y ha dejado sobre 2 mil muertos, la experta indica que allí “cerraron las escuelas, pero impidieron que los padres se quedaran en las casas, tenían que seguir yendo a trabajar. El problema era con quién dejabas a los niños en un país que es muy de familia; entonces, lo que la gente hizo es dejar a los niños con los abuelos, y eso yo creo que fue el foco infeccioso”, considerando que muchos de los fallecidos son adultos mayores.
Eichwald subraya que “es importante mantener a los niños y a toda persona que se cree sana (que no presenta ningún síntoma), aislados de personas mayores”, como ocurre en Suiza, en Chile y otros países de Sudamérica, donde se ha pedido a padres o adultos responsables de los niños que trabajen desde la casa para evitar la movilidad del contagio.
EL OTRO FACTOR DE RIESGO
Junto con ese grupo, añade la profesional, que tiene un posdoctorado en Virología (dsRNA viruses) en la Universidad de Harvard, Estados Unidos, que también hay que fijar la vista en otro rango de la población que son aquellos individuos hasta los 30 años que tienen síntomas muy leves y que muestran un porcentaje de infección del 0,2% al 0,3%, respecto de los menores de edad.Subraya que pese a que los datos estadísticos aún están muy frescos respecto de Europa y los otros continentes, el caso de Francia denota que desde lunes 16 de marzo “se vio que el 50% de los pacientes que está con respiradores mecánicos y muy infectados son personas que están en una edad promedio en torno a los 40 años. Eso significa que el virus es mucho más agresivo, no actúa solamente infectando a personas con antecedentes como hipertensión o diabetes o los enfermos cardíacos, por lo que hay que estar muy vigilantes a los síntomas desarrollados”.
-En Chile se ha hecho mucho énfasis en el tema de los adultos mayores y personas con enfermedades crónicas como los grupos más riesgosos. ¿Sería un error verlo así si se notificaron dos casos de personas de 44 y 22 años en esa situación?
-Está pasando eso, que la cepa no está discriminando por grupo etáreo, está comenzando a ser más agresivo y a tener probablemente algunas mutaciones y, efectivamente, está infectando a una población más joven. Por lo tanto, hay que seguir manteniendo un especial aislamiento de las personas mayores que deben seguir en cuarentena, pero hay que poner énfasis también en la cuarentena de gente más joven, porque están igualmente en riesgo ahora, ya que este virus está infectando a todos.
Aclara sí que “si tienes cualquiera de los síntomas pero no tienes fiebre, yo no entraría en pánico. O sea, un estado de fiebre, seguido por tos seca, hay una alta probabilidad que sea infección por coronavirus. Sin embargo, la respuesta definitiva la da el test molecular disponible”.
Por eso enfatiza que “hay que mantener siempre las medidas preventivas, lavarse mucho las manos, no tocarse la cara, usar mascarilla sólo las personas que han estado infectadas y mantener la cuarentena, sobre todo en caso de síntomas. No usar mascarillas los que no han estado infectados porque no les sirve para nada y las quitan del mercado para las personas que las necesitan de verdad”.
Subraya que cuarentena o aislamiento social implica quedarse estrictamente en la casa y no acudir a lugares de alta concurrencia como el cines, restaurantes, bares. “Salir de la casa para lo estrictamente necesario como ir al supermercado o la farmacia”.
AÚN NO HABRÁ VACUNA
La también Doctora en Biofísica y Biología Molecular precisó que por ahora no hay que confiarse en que pueda haber una vacuna muy luego. “Se estima que va a ser en un año y medio, pero no me queda muy claro que vaya a ser así”.“Uno de los problemas que enfrenta el desarrollo de vacunas es que cuanto tú vacunas por coronavirus se produce una Amplificación Dependiente del Anticuerpo (ADA), que es que los mismos anticuerpos hacen que haya más infección y que sea más agresivo. Permite la entrada del virus a las células, porque se hace en parte receptor de este, es un mecanismo complejo de biología molecular, pero hace que la infección sea mucho mayor. Por eso que las vacunas para coronavirus, hasta el momento, han sido un fracaso”, explica.
Catherine Eichwald remarca que se necesita mucho testeo en campo para poder encontrar un inmunizador que sea efectivo para contener la propagación que, en el caso del país en que reside, lleva 2.742 infectados y 27 fallecidos.
“Es lo mismo que pasa con la vacuna para el dengue, no hay ninguna hasta el momento que sea efectiva. Hubo un intento que fue un fracaso, porque tienen que testear primero que la persona no haya sido infectada previamente por el dengue en algún momento de su vida, porque si tiene esos anticuerpos, al ser vacunado de nuevo, empieza toda una respuesta inmunológica que es mucho más agresiva de lo esperado. Así que creo que la opción son el uso de antivirales”.
¿Hay estudios en Suiza para ver cómo se comporta el Covid-19?
-Claro, Roche está testeando un antiviral en Tesino (Ticino en italiano) que es la región más afectada del país, y es prometedor; y otro que se está testando en la Universidad de Ginebra. En la Universidad de Berna, la segunda semana de febrero pudieron crear un coronavirus recombinante de SARS-CoV-2. Esto permitirá hacer ensayos para poder estudiar el coronavirus en detalle y de esa manera poder atacarlo como corresponde. Los inhibidores que se están probando en China y también en Japón, se probó en un inicio para ébola pero no funcionó, pero se cree que puede funcionar para el Covid-19.
“Este es un virus muy difícil de estudiar porque se requieren células pulmonares diferenciadas para observar su replicación en cultivo celular. A su vez, también infecta células entéricas, entonces no es fácil saber cuál es el órgano que realmente afecta. Obviamente produce una pulmonía, pero la pregunta es por qué la produce, cuáles son las células asociadas y qué es lo que produce esta infiltración, cuál es el rol del sistema inmunilógico. Hay mucho que estudiar”, recalca.
Además, concluye, “esto pone en evidencia que es fundamental invertir en fondos para ciencia y tecnología, de manera de estar más preparados para reaccionar frente a pandemias como esta”.