La frontera que divide la Península de Corea serpenteando en el paralelo 38 y que separa Corea del Norte y Corea del Sur, es la única frontera de la Guerra Fría que sobrevive hasta nuestros días. La división se produjo en 1945 cuando Corea, antes ocupada por los japoneses, fue repartida y dividida entre el control soviético y estadounidense. Tres años más tarde Corea del Norte estableció una “República Popular”, una dictadura comunista dirigida por Kim Il-sung y que comenzó con la dinastía de los Kim.
Pero en la historia coreana la influencia de China también ha tenido un rol relevante. De hecho, el triunfo de la revolución comunista encabezada por Mao en 1949, cambió la situación estratégica de Asia en el ámbito geopolítico, haciendo que Stalin propiciara un ataque por parte de Corea del Norte hacia sus vecinos del Sur, comenzando la denominada Guerra de Corea. El 25 de junio de 1950, las tropas de Kim Il-sung cruzaron la frontera y avanzaron triunfalmente hacia Seúl. Sólo la intervención de Estados Unidos y la ONU -con tropas al mando del general MacArthur- frenaron el avance comunista recuperando terreno hasta Pyongyang, la capital de Corea del Norte.
Entonces el rol chino en la Guerra de Corea se hizo latente. Tal como en su momento MacArthur hizo retroceder a las tropas de Corea del Norte, el ejército Chino con un importante apoyo soviético, hizo replegarse al ejército estadounidense tomando Seúl, capital del Sur. En ese momento la escalada del conflicto y el peligro de un ataque nuclear (MacArthur propuso un bombardeo atómico al norte de China), hizo que primara una suerte de retirada táctica de ambos sectores. El presidente Truman optó por la moderación y destituyó a MacArthur. La URSS planteó que era posible la coexistencia de dos sistemas en la península, dando origen a la división que se perpetúa hasta nuestros días y que devolvió la frontera al paralelo 38, la línea divisoria más vigilada del mundo.
En la Guerra de Corea el pivote entre Estados Unidos-ONU y la Unión Soviética-China fue clave. En el siglo XXI el conflicto coreano tiene un cariz similar. El régimen de Kim Jong-un, ha entrado en una escalada de conflicto abierto con Estados Unidos, quien busca apoyo en la comunidad internacional para favorecer un bloqueo económico y diplomático mayor a Corea del Norte. Pero quien tiene la llave del conflicto no es Estados Unidos, nuevamente son China y Rusia quienes tiene la posibilidad de influir en el destino de Corea del Norte.
China es el principal socio comercial del régimen norcoreano, su único aliado formal, su principal facilitador de servicios bancarios y de quien depende el abastecimiento energético del país comunista. Por lo tanto, la dependencia coreana de China es clara, mientras que China no necesita a Corea del Norte en ámbitos económicos ni de abastecimiento estratégico. La clave está en la geopolítica. La Península de Corea es la puerta hacia China, por lo que el gigante asiático no quiere que el régimen de Pyongyang se aleje de su órbita o colapse frente a Corea del Sur (aliado estratégico de Estados Unidos). Por esta razón rechaza la escalada nuclear, pero no tiene una posición tajante sobre las medidas a tomar contra Corea.
Rusia por otra parte, también protagonista de la Guerra de Corea en la era soviética y actor internacional relevante en el conflicto actual por su peso internacional, ha planteado sus reparos a la amenaza nuclear de Corea del Norte por su rol desestabilizador de la seguridad del noreste asiático. Aunque no es partícipe de una solución a través de las sanciones y la presión como Estados Unidos. Esta postura ambivalente se explica por la creciente relación geoestratégica del gigante europeo con el régimen de con quien comparte 19 kms de frontera. Esta alianza se expresa en relaciones conjuntas por temas similares que con China, especialmente en temas de transporte y energía que son suministradas por Rusia a Corea del Norte y los miles de trabajadores coreanos que envían remesas desde Rusia.
De esta manera, los actores actuales relevantes del conflicto siguen siendo prácticamente los mismos de la guerra de mediados del siglo XX. Y a pesar de lo que sostiene Estados Unidos, ni aunque todo el resto del mundo bloquee a Corea del Norte, no sucederá nada si China y Rusia no quitan su respaldo a Pyongyang. La llave para cerrar el conflicto está en Rusia, pero especialmente en China. Los chinos y los rusos necesitan mantener controlada su frontera con la península; ambos rechazan la amenaza nuclear; ambos se benefician de Corea del Norte, pero ¿necesitan a Kim Jong-un?
*Sebastián Sánchez González es Académico de la Escuela de Ciencia Política y RR.II. de la Universidad Academia Humanismo Cristiano.