En el juicio el fiscal Ricardo Vergara, de la Fiscalía Metropolitana Centro Norte, logró acreditar que el día de los hechos, en el frontis del establecimiento ubicado en calle Santo Domingo, el menor fue sorprendido por funcionarios policiales vestido con un overol blanco y portando un artefacto incendiario.
El fiscal expuso que el adolescente arrojó el artefacto contra los efectivos policiales, quienes repelieron el ataque usando la escopeta antidisturbios e impactaron con un balín de goma en una pierna del acusado para después proceder a detenerlo.
Por este hecho, fue sentenciado a cumplir la sanción de un año de libertad asistida como autor del delito de arrojar elementos incendiarios a la vía pública de acuerdo a lo que establece la Ley de Control de Armas. Además deberá cumplir con la aprobación del plan de intervención individual que deberá establecer un juez de Garantía.
En la acusación, la Fiscalía había solicitado que se impusiera la pena de tres años de internación en régimen semicerrado. Sin embargo, el tribunal le reconoció su irreprochable conducta anterior, su apego al ordenamiento jurídico, ya que se sometió a supervisión del Sename antes del juicio, y su condición de estudiante.