Un oximorón es la figura poética en que una palabra se complementa con su opuesto exacto. En tal sentido, pocos ven poesía en la idea de una longaniza saludable. El “longayuyo”, el extravagante embutido a base de cochayuyo sin grasa, sin colesterol y bajo en sodio ha desatado la controversia entre los fans del choripán y quienes cuentan las calorías durante su lanzamiento estas Fiestas Patrias.
La longaniza que tiene un sabor muy similar a la tradicional, pero que en este caso está compuesta por una variedad de algas es obra del empresario gastronómico Julio Ibarra. La base de condimento natural, que considera orégano, ajo, acetite de oliva y muy bajo en sodio.
“La intención es que durante estas celebraciones que es cuando más se come, pero donde también se termina con más cargo de conciencia a veces, los hipertensos, diabéticos, vegetarianos, veganos y personas en dieta puedan disfrutar de un choripán sin culpas”, remarca.
El “longayuyo” es preparado con productos del borde costero de la Región de O’Higgins y se marida con panes sin gluten o cocinados con harina integral y bajos en sal.
“Siempre tuve esta inquietud. Más o menos el año 2012 trabajé en cómo innovar con productos a base de cochayuyo junto a vecinos y algueras de Navidad, con quien también hicimos mermeladas, pastelería y empanadas de cochayuyo. Las algas chilenas tienen tantas bondades. Nos brinda también una materia prima súper noble que tiene muchos usos y resuelve dilemas en la dieta de mucha gente”, explica Ibarra, quien también ha sido gobernador de la provincia de Cardenal Caro, en la VI Región. Ya había incursionado en esta sui generis gastronomía con una hamburguesa de cochayuyo y una panadería sin gluten que puso su emprendimiento en el mapa.
“PERMITEN A TODOS COMPARTIR”
Acerca de la polémica desatada entre quienes comen carne y aborrecen el longayuyo y entre los veganos que aplauden el invento, el emprendedor advierte una ventaja relevante que llama al consenso.
“Qué lata no poder comer un asadito juntos en las familias donde hay un vegano o una persona delicada de salud. Un par de estas longanizas de cochayuyo en la parrilla, permiten a todos compartir, estar presentes y comer de forma saludable sin tener que comer carne. Por otro lado, es sumamente positivo que alternativas como estas estén en boga y sigan creciendo en el mercado”, agrega.
La generosidad de este deseo alcanza incluso para compartir la receta. “Nuestro ‘longayuyo’ está preparado con ajo, comino, ají de color y muy, muy poca cantidad de aceite. El proceso de preparación es igual al de una longaniza tradicional y la tripa es totalmente vegana. El conjunto es de un valor nutricional mucho mejor”, señala.
En tanto, en redes sociales el “longayuyo” fue rebatizado como “chorisano”, despertando pasiones que comparaban la longaniza con meter una zanahoria en una pan o una forma de asimilar la costumbre carnívora al estilo de vida vegano. Por su parte, la etiqueta de esta longaniza saludable, destaca que un choripán común y corriente está compuesto por un 54% de grasa y un 29% de carbohidratos, para aportar finalmente 630 calorías; mientras que esta variedad más noble proporciona hasta cuatro veces menos calorías.
“Sumando ventajas, también podemos mencionar que fabricar el ‘longayuyo’ le da un valor agregado no solo a los 90 kilómetros de costa de la provincia, sino al trabajo de los algueros y productores de Pichilemu que pueden sacar mejores dividendos con un producto elaborado respecto a la venta del típico paquete de cochayuyo. Si Chillán es famoso por sus célebres longanizas, creo que también podemos hacer famosa la longaniza de cochayuyo de Pichilemu”, advierte el empresario gastronómico.