El estudio, publicado el 22 de mayo en la prestigiosa publicación médica, se basa en los datos de unos 96.000 pacientes ingresados entre diciembre y abril en 671 hospitales en el mundo y compara la evolución de quienes recibieron este tratamiento y de quienes no.
Sus autores concluyeron que la hidroxicloroquina no solo no es beneficiosa, sino que además aumenta el riesgo de morir entre los enfermos de Covid-19.
A la luz de ese estudio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió suspender temporalmente los ensayos clínicos con hidroxicloroquina en varios países.
Pero ¿de dónde procede esta montaña de información?, se preguntan muchos científicos que piden acceso a los datos brutos.
“¿Pueden dar los nombres de los hospitales canadienses que afirman que contribuyeron para que los datos puedan ser verificados de forma independiente?”, pidió por ejemplo el miércoles en Twitter Todd Lee, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad canadiense McGill.
En un blog de la Universidad de Columbia consagrado a la modelización, el estadístico Andrew Gelman cita supuestos límites metodológicos del estudio y afirma “haber enviado un correo electrónico para pedir los datos”, sin éxito.
En Francia, el doctor Didier Raoult, gran defensor de la hidroxicloroquina, criticó el estudio, mientras otros médicos e investigadores expresaron sus dudas, como el cardiólogo Florian Zores, que apuntó en Twitter a la “falta” de algunos datos.
Varios investigadores australianos se expresaron en el mismo sentido, especialmente debido a diferencias entre los datos oficiales del país y los del estudio, según el diario británico The Guardian.
Los datos proceden de Surgisphere, que se presenta como una empresa de análisis de datos de salud basada en Estados Unidos y cuyo presidente es uno de los autores del estudio, el médico Sapan Desai.
En un comunicado, Surgisphere defendió la veracidad de sus datos y afirmó que proceden de hospitales que colaboran con su empresa.
Pero “nuestros acuerdos de uso de datos no nos permiten publicarlos”, agrega la empresa que destaca ya haber indicado claramente que el estudio tiene “límites”.
Según The Guardian, Desai reconoció haber clasificado por error 73 muertes en Australia, cuando deberían haber sido contadas en Asia.
Como muchos de sus colegas, el doctor francés Gilbert Deray, del hospital parisino Pitié-Salpêtrière, estimó el jueves en Twitter que “esto no cambia en nada la ausencia de datos serios sobre la eficacia de la hidroxicloroquina” y pidió que continúen los “ensayos clínicos aleatorios”.