El 90% de la empresas morosas en nuestro país corresponden a micro, pequeña y medianas empresas. Así lo determinó el último Informe de Deuda Morosa de Empresas de la Universidad San Sebastián y Equifax, que además dio a conocer que el total de empresas morosas aumentó en un 1,8% respecto de enero de este año. En este contexto, Mario Espinosa, gerente general de Defensa Pyme, explica que “los rubros que se han visto más afectados por la morosidad son aquellos que representan una mayor contracción en la actividad económica en los últimos dos años, según Imacec, y se trata de empresas que son más vulnerables a los ciclos negativos de las economías”. El experto agrega que “a ello debe sumarse, como otra causa, al aumento en el plazo de pago de facturas que hoy están sufriendo las pymes, donde este plazo aumentó de 49 a 51 días, lo que genera para estas empresas dificultades de liquidez para poder hacer frente a sus obligaciones comerciales”.
Lo anterior es un antecedente no menor si consideramos que las pymes, por lo general, no alcanzan la etapa de maduración, “esto implica que la gran mayoría, alrededor de un 80%, fracasa antes de los tres años y solo un 10% sobrevive a los 10 años”, explica Ricardo Ibáñez Pozo, socio fundador de Astur, consultora de outsourcing contable, planificación tributaria e impuestos. En términos concretos, el ejecutivo explica que “para poder medir si una pyme es viable, debe ya haber traspasado la barrera de los tres años y para ser exitosa, debe haber superado al menos los 10 años de permanencia”.
Si bien existen factores externos e internos que determinan el éxito o fracaso de una pyme, entre los principales motivos se encuentran la inexistencia de un proceso de evaluación estratégica. “Los emprendedores no hacen un estudio real de factibilidad en base a las fortalezas propias que se tienen”, explica Ibáñez. Otro factor relevante es la confusión entre la operación de negocio con las actividades personales. “El emprendedor puede recurrir a las utilidades que le genera la actividad, pero en ningún caso a tomar parte del flujo de capital de trabajo de su negocio”, explica el fundador de Astur.
Así, otros factores como ahorros mal entendidos que dejan la operación del negocio a la intuición y no bajo una adecuada planificación; la inexistencia de control de costos; o la falta de capacidad para reclutar colaboradores, contribuyen al estado de endeudamiento de las pymes. En ese sentido, Espinosa señala que “la Ley 20.720 o Nueva Ley de Quiebras entrega a las empresas, cuyo negocio es viable pero que enfrenta una etapa de morosidad o sobreendeudamiento, soluciones reales y convenientes, como lo es la Reorganización Judicial, que permite acordar con los acreedores nuevas y mejores condiciones de pago de sus créditos, permitiendo la viabilidad de la empresa en el largo plazo”.
A su vez, el ejecutivo señala que es importante considerar algunos cambios provenientes del gobierno como pagos en plazos justos -ya fue presentado, por ejemplo, el proyecto de pago oportuno a pymes que pone como tope el plazo de 60 días para el pago de facturas a proveedores-, no financiar el IVA -actualmente la gran empresa usa el crédito fiscal de la pyme para rebajar su pago de IVA, en promedio 90 días-, no permitir el uso de marcas propias sin hacer al menos un pago en compensación y regular los descuentos por rebate y los costos propios del cliente que se traspasan al proveedor pyme, entre otras cosas.
Finalmente, el ejecutivo de Astur señala que es necesario “crear las condiciones para tener un mercado secundario pyme, para dar acceso a financiamiento directo de las pymes, esto implicaría inmediatamente un ordenamiento de ellas, dado a que para acceder deberían cumplir con normas de contabilidad IFRS y esto las obliga a tomar con un poco más de seriedad el control de su empresa con la contratación de asesores capacitados”.
Lo anterior es un antecedente no menor si consideramos que las pymes, por lo general, no alcanzan la etapa de maduración, “esto implica que la gran mayoría, alrededor de un 80%, fracasa antes de los tres años y solo un 10% sobrevive a los 10 años”, explica Ricardo Ibáñez Pozo, socio fundador de Astur, consultora de outsourcing contable, planificación tributaria e impuestos. En términos concretos, el ejecutivo explica que “para poder medir si una pyme es viable, debe ya haber traspasado la barrera de los tres años y para ser exitosa, debe haber superado al menos los 10 años de permanencia”.
Si bien existen factores externos e internos que determinan el éxito o fracaso de una pyme, entre los principales motivos se encuentran la inexistencia de un proceso de evaluación estratégica. “Los emprendedores no hacen un estudio real de factibilidad en base a las fortalezas propias que se tienen”, explica Ibáñez. Otro factor relevante es la confusión entre la operación de negocio con las actividades personales. “El emprendedor puede recurrir a las utilidades que le genera la actividad, pero en ningún caso a tomar parte del flujo de capital de trabajo de su negocio”, explica el fundador de Astur.
Así, otros factores como ahorros mal entendidos que dejan la operación del negocio a la intuición y no bajo una adecuada planificación; la inexistencia de control de costos; o la falta de capacidad para reclutar colaboradores, contribuyen al estado de endeudamiento de las pymes. En ese sentido, Espinosa señala que “la Ley 20.720 o Nueva Ley de Quiebras entrega a las empresas, cuyo negocio es viable pero que enfrenta una etapa de morosidad o sobreendeudamiento, soluciones reales y convenientes, como lo es la Reorganización Judicial, que permite acordar con los acreedores nuevas y mejores condiciones de pago de sus créditos, permitiendo la viabilidad de la empresa en el largo plazo”.
CONSEJOS
Con el objetivo de mantener las empresas en el tiempo y superar la barrera de los tres años, Ibáñez recomienda que “los propios emprendedores deben entender que toda actividad comercial debe ser evaluada previamente, es decir, comenzar por elaborar un plan de negocios”. Dentro de este plan deben estar contenido el análisis del mercado, cuáles son las ventajas que tiene la pyme, las estrategias comerciales adecuadas, los niveles de precios accesible, la determinación de costos directos e indirectos, entre otras cosas. También es importante que “el emprendedor internalice que debe contar con contadores y abogados que lo puedan orientar en la organización y control de su negocio y no solo para dar cumplimiento a una obligación legal o tributaria”.A su vez, el ejecutivo señala que es importante considerar algunos cambios provenientes del gobierno como pagos en plazos justos -ya fue presentado, por ejemplo, el proyecto de pago oportuno a pymes que pone como tope el plazo de 60 días para el pago de facturas a proveedores-, no financiar el IVA -actualmente la gran empresa usa el crédito fiscal de la pyme para rebajar su pago de IVA, en promedio 90 días-, no permitir el uso de marcas propias sin hacer al menos un pago en compensación y regular los descuentos por rebate y los costos propios del cliente que se traspasan al proveedor pyme, entre otras cosas.
Finalmente, el ejecutivo de Astur señala que es necesario “crear las condiciones para tener un mercado secundario pyme, para dar acceso a financiamiento directo de las pymes, esto implicaría inmediatamente un ordenamiento de ellas, dado a que para acceder deberían cumplir con normas de contabilidad IFRS y esto las obliga a tomar con un poco más de seriedad el control de su empresa con la contratación de asesores capacitados”.