Bárcena destacó también el componente étnico-racial del tema que repercute seriamente en el ciclo de vida, y advirtió que lo mismo ocurre con la mortalidad materna e infantil, que aumenta en los sectores más precarios y discriminados de la sociedad.
La secretaria ejecutiva participó este lunes en la reunión de Alto Nivel Every Woman, Every Child, junto a ministros de Salud de seis países y directores de organismos internacionales.
El encuentro organizado en Santiago, que se llevará a cabo hasta el martes, tiene por objetivo abordar una estrategia global de salud para mujeres, niños y jóvenes latinoamericanos para el período 2016-2030, con miras a cumplir los objetivos de la agenda 2030.
Durante su intervención, Bárcena abordó las desigualdades cruzadas entre pobreza y condición étnico-racial, que repercuten en el ciclo de vida, desde la maternidad, la niñez y la adolescencia, dañando principalmente a la mujer.
“Es muy importante que la política pública acompañe a las personas en sus diferentes etapas”, porque “las vulnerabilidades se encadenan y acentúan”, señaló.
En esta línea, la prioridad debe ser “atender los riesgos y discriminaciones que sufren las mujeres, los niños y los adolescentes”, de manera de “prevenir y anticiparse”
Actualmente, unos 75 millones de personas son indigentes en América Latina, mientras que 185 millones viven en condiciones de pobreza.
Esta precariedad “tiene rostro de mujer”, dado que el 40% de la población más pobre son mujeres, principalmente porque no poseen ingresos propios, y cuando los tienen, son sólo el 83 % del salario que recibe un hombre.
Respecto a los niños, niñas y adolescentes, un 42,5% vive en situación de pobreza y un 20,8% en la pobreza extrema desde el nacimiento a los 14 años, lo que significa que no alcanzan a cubrir sus necesidades nutricionales mínimas.
Por otro lado, Bárcena explicó que otro de los factores de desigualdad y discriminación que involucra a las mujeres está representado por la mortalidad materna, que asciende a 529.000 casos al año en el mundo.
De estos, un 99 % ocurre en los países más pobres, por complicaciones asociadas al embarazo y al parto, a la violencia intrafamiliar y “cada vez más” a la violencia social, dijo.
Otro foco de preocupación es el matrimonio infantil y precoz, que en Latinoamérica y el Caribe alcanza a un 4 % de mujeres que se casan antes de los 15 años, y un cuarto de la población que se empareja antes de los 18 años.