Este miércoles Pedro Castillo asumió la presidencia de Perú para el período 2021-2026. El político, quien en la instancia usó su tradicional sombrero chotano de paja y ala ancha y un terno con motivos indígenas, recibió los símbolos del poder del Estado de manos de la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva. 

“Juro por Dios, por mi familia, por mis hermanas y hermanos peruanos, campesinos, pueblos originarios, ronderos, pescadores, docentes, profesionales, niños, jóvenes y mujeres, que ejerceré el cargo de presidente de la República por el período 2021-2026. Juro por los pueblos del Perú, por un país sin corrupción y por una nueva Constitución”, señaló.

“Esta vez un Gobierno del pueblo ha llegado a gobernar para el pueblo (…) El orgullo y el dolor del Perú profundo corre por mis venas”, remarcó el mandatario.

Castillo remarcó que su primer tema en la agenda será la lucha contra la pandemia y reducir el número de víctimas, además de la economía.

Asimismo descartó aplicar expropiaciones, como señalaron algunos de sus oponentes de campaña. Eso sí, dijo que será severo con los monopolios bancarios y reducirá tasas de interés. También habló de la corrupción y lamentó que estén involucrados tres expresidentes del país.

Remarcar que Castillo asume en medio de un Perú dividido entre la esperanza y la incertidumbre respecto de su figura y promesas de cambio. De hecho, su asunción presidencial conlleva una fuerte carga simbólica, pues en el mismo día que la nación vecina conmemora los 200 años de su independencia, por primera vez en su historia llega al poder alguien surgido directamente del campo andino, ajeno por completo a las élites políticas históricas.