La información la entregó este lunes La Tercera y refiere al Atlas Agroclimático de Chile, elaborado por el Centro de Agricultura y Medio Ambiente (Agrimed) de la Universidad de Chile y apoyado por el Ministerio de Agricultura, a través de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA).
El diario destaca que durante más de 10 años, ingenieros en recursos naturales, ingenieros civiles, agrónomos, cartógrafos y otros especialistas agrícolas y climáticos estuvieron trabajando para proyectar cómo afectará a Chile el cambio climático en los próximos 35 años y servir como marco de referencia de la industria agrícola del país.
El Atlas Agroclimático de Chile entrega información a agricultores y productores, inversionistas, investigadores y diseñadores de política pública, para que sepan cuáles son los escenarios de cambio climático que se proyectan a futuro y, de esta forma, puedan tomar buenas decisiones.
Fernando Santibáñez, director del Centro Agrimed y quien lideró este trabajo, señaló que el atlas contiene mapas, fichas y gráficos que muestran los climas actuales y las modificaciones que podrían experimentar en las próximas décadas (hace una proyección hasta fin de siglo), un trabajo que define como “complejo” y en el que se utilizó información satelital.
DETALLES DEL INFORME
De acuerdo con el estudio, uno de los principales impactos del cambio climático será en las temperaturas. “La mayor alza sería en la zona centro-norte, desde la región de Atacama a la de Valparaíso. Se prevé que suba alrededor de 2 grados, lo que aumentará la frecuencia de temperaturas extremadamente altas, del orden de los 36, 37 y hasta 40°, que se volverán más frecuentes”, expresó Santibáñez.Además, en Santiago se prevé que días cálidos aumenten de 135 a 179 en 2050, y que en Valparaíso precipitaciones caigan 20%.
En regiones más al sur, la temperatura subirá cerca de un grado y medio. Al sur de La Araucanía, el alza puede ser incluso favorable para la plantación y cultivos de viñas, nogales o cerezos.
Respecto de las precipitaciones, Santibáñez dijo que, en general, disminuyen en todo el país, pero donde más afectará será en la zona costera que va desde Caldera a Valdivia, donde puede disminuir hasta en 30%, generando problemas para la agricultura de secano (zonas que solo se riegan con lluvias).
“El lado bueno es que si nosotros regamos la costa, con algún sistema, esta situaciones podría ser favorable para el potencial de cultivo de toda la costa”, señaló.
Para la zona cordillerana es probable que no haya una disminución de las precipitaciones, hasta podría llover más; la diferencia es que al subir la temperatura caerá más agua líquida que nieve. Esto provocará el alza del caudal de los ríos, mayor riesgo de avalanchas, menos agua en el verano para regadío porque no habrá tanta nieve.
Ante este panorama, enfatizó Santibáñez, es urgente invertir en manejo y gestión de cuencas, su reforestación, hasta obras hidráulicas que permitan reducir la energía del agua y almacenarla para el verano.
En el extremo sur, en Aysén y Magallanes las precipitaciones podrían aumentar. “Podría ser bueno para la zona que sigue con agricultura de secano. También aumentará el viento, por lo que se podría comenzar a plantar árboles alrededor del terreno cultivable para que en el futuro sirvan como cortavientos, por ejemplo”, indicó Santibáñez.