- Stefan Larenas Riobó, presidente de Odecu.
En primer lugar, las bolsas plásticas no llegan solas al borde costero, ni se acumulan de forma automática en la calle. El plástico que contamina el mar responde a un problema socio cultural, un problema de educación: botamos la basura en cualquier parte, y además no reciclamos.
Si no aprendemos a organizar los desechos, para su posterior reciclaje, o al menos, a no tirar la basura en la calle, en 10 años ya no habrá bolsas plásticas en el mar, pero estará lleno de bolsas de género y otros contaminantes. Este es un punto que la ley deja afuera, y si no considera o promueve una dimensión educacional, los resultados esperados no se alcanzarán.
Otro problema que contempla la nueva ley, es que no se refiere al traspaso del costo al consumidor por dejar de consumir bolsas plásticas, para ser reemplazadas por bolsas reutilizables de papel o género.
De esta forma, es posible presumir que el mercado establecerá, como ya hemos visto en algunos casos, un nuevo comercio asociado a estas bolsas reutilizables, obligando a los clientes a comprarlas. ¿Y por qué no, dirán muchos? Corresponde que vendan las bolsas, pero, ¿acaso te vendían las bolsas plásticas? Ese era un costo que asumían los establecimientos y lo diluían en el precio de sus productos. ¿Por qué no pueden hacer lo mismo con las bolsas reutilizables?
Así también, se ha dejado fuera de la discusión el tema de los costos de producción de cada tipo de bolsa. Producir una bolsa de papel o de género es más caro en términos medioambientales, ya que requiere más procesos, que una bolsa plástica. Esto es, desde mayor cantidad de materiales y mano de obra, hasta una mayor emisión de CO₂ al ambiente. Analizar este punto requiere una visión sistémica, de mayor complejidad, y con un horizonte de largo plazo.
Por último, la eliminación de las bolsas plásticas tiene una arista sanitaria, la que se expresa en otra simple pregunta, ¿dónde se votará la basura, los desechos domiciliarios? ¿Acaso será en bolsas reutilizables de género?
Para concluir, esta ley es un avance en términos sociales, culturales y medioambientales, pero no considera aspectos que son fundamentales:
- No considera el costo para los consumidores, creando una nueva unidad de negocios para el comercio.
- No considera la dimensión educacional, de fomento al reciclaje y a ser responsable de su propia basura.
- No considera el impacto sanitario de la eliminación de bolsas plásticas, especialmente para almacenar y transportar basura domiciliaria.
- No considera el impacto ambiental de la producción de otro tipo de bolsas, versus las bolsas plásticas.
• Stefan Larenas Riobó, presidente de Odecu.