En su informe sobre las tendencias del empleo juvenil, la OIT indica que este sector poblacional sufre, a nivel global, una situación de desventaja en el mercado laboral, ya que representa más del 35 % de la población parada del mundo.
Pese a esa décima de incremento, la cifra estimada de 70,9 millones de jóvenes desempleados en 2017 constituye “una mejora sustancial” en relación al nivel más álgido de la crisis económica y financiera mundial en 2009, cuando el paro entre las personas de 15 a 24 años se situaba en 76,7 millones, de acuerdo con la OIT.
De momento no hay mejoras a la vista, dado que en 2018 habrá 200.000 jóvenes desempleados más en el mundo que este año, hasta llegar a 71,1 millones.
A nivel mundial, las mayores tasas de desempleo juvenil corresponden a los Estados árabes (30 %), el norte de África (28,8 por ciento) y América Latina y el Caribe (19,6 %).
En concreto, la OIT prevé que la región de Latinoamérica y el Caribe registre este año el mayor aumento de desempleo juvenil de todos, con un incremento interanual de casi un punto porcentual, al pasar del 18,7 % de 2016 al 19,6 %, el nivel más alto desde 2004.
Este porcentaje está muy por encima del 14,5 % de 2013, según el estudio de la OIT, y significa que otros 500.000 latinoamericanos jóvenes se convertirán en desempleados en 2017.
La buena noticia es que la tasa de paro juvenil regional permanecerá estable en 2018, recalca la organización.
La principal razón de la importante subida prevista para este año es la marcada desaceleración del crecimiento económico, sobre todo en grandes economías como Brasil y Argentina, que “arrastraban hacia arriba la dinámica de creación de empleo en la región, lo que ha dejado de ocurrir en los últimos años”, dijo en rueda de prensa la directora de Políticas de Empleo de la OIT, Azita Berar Awad.
En Brasil el desempleo juvenil alcanzará el 30% en 2017, el peor dato jamás registrado desde 1991 y un porcentaje que solo será compensado parcialmente por mejoras en las tasas de Argentina y México, indica la organización en el texto.
No obstante, un aspecto positivo para la región es que presenta la segunda menor incidencia de jóvenes trabajadores pobres, con sólo un 10 % de jóvenes que trabajan en situación de pobreza moderada o extrema, una tasa similar a la de los adultos.
La pobreza en el empleo se produce cuando se gana menos del 60 % del ingreso medio en un país.
“Lo que hay que destacar en América Latina es una gran mejora en la formalización del empleo y la consiguiente mejora en la calidad del trabajo“, declaró en la misma rueda de prensa el investigador sénior de la OIT Niall O’Higgins.
Berar Awad destacó que países como Brasil, Argentina, Colombia y México han adoptado políticas para extender la protección social a quienes trabajan en el sector no formal, en pequeños negocios y aquellos en autoempleo.
“Todo esto muestra claramente el resultado que pueden dar políticas públicas de largo plazo, al menos de cinco a diez años, más allá de los ciclos económicos“, agregó.
El informe de la OIT también pone en evidencia la doble discriminación que afecta a las mujeres jóvenes en los mercados laborales de todo el mundo.
Con una tasa de participación de las jóvenes en el mercado laboral 16,6 % por debajo a la de los hombres, estas sufren una tasa de desempleo de 34,4 %, frente al 9,8 % de los hombres en el mismo rango de edad.