Argentina logró la victoria sobre Colombia, con 1 a 0, consiguiendo así su decimosexto título de la Copa América y prolongando un ciclo ganador que incluye un triplete histórico (Copa América-Mundial-Copa América).
Fue un triunfo meritorio, ya que la selección dirigida por Lionel Scaloni se sobrepuso a un mal comienzo y a la lesión de Leo Messi en el minuto 65, dejando la sensación de que, como dice su técnico, siempre encuentra soluciones.
No fue una final común. Comenzó con escándalo cuatro horas antes, cuando una avalancha de hinchas sin entrada provocó el cierre de todos los accesos del estadio y el posterior aplazamiento del inicio del partido por casi una hora y media. Y concluyó con un golpe de eficacia de Lautaro Martínez, quien, con solo ratos en cada partido, logró encabezar la tabla de goleadores con cinco tantos.
En un ambiente tenso, con el aforo desbordado por aficionados apasionados, fue Colombia la que mejor comenzó el partido.
El equipo de Néstor Lorenzo se desenvuelve mejor en un entorno emocional. Disfruta cuando el fútbol se acelera y aumentan las disputas por el balón dividido. Argentina, en cambio, prefiere controlar el juego y, salvo por momentos, nadie le ha disputado el dominio en este torneo.
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— 🇦🇷 Selección Argentina ⭐⭐⭐ (@Argentina) July 15, 2024
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Por ello, pese a que Julián Álvarez avisó en el primer minuto, fue la selección colombiana la que dominó el trámite y estuvo cerca del gol con un disparo de Jhon Córdoba que pegó en el poste (m.7) y un disparo de Jefferson Lerma desde fuera del área que obligó a lucirse a Emiliano Martínez (m.34).
Aunque Messi se mostró más activo en este primer tiempo que en los últimos partidos, la Albiceleste no se sintió cómoda en ningún momento. Tuvo problemas para contener a Santiago Arias por la derecha y vio encendidas las alarmas cuando una dura entrada al tobillo del hoy sustituto de Daniel Muñoz -que le pudo costar la expulsión- hizo que el 10 cojease hasta el final de la primera mitad.
Tras el entretiempo, extendido a 26 minutos por la actuación de Shakira -esta vez no importó que se superase el cuarto de hora estipulado-, la Tricolor siguió llevando la iniciativa.
Arias avisó con un disparo cruzado, luego Dávinson Sánchez de cabeza, tras un córner prolongado también con la testa por Córdoba, pero, sin embargo, fue Ángel di María quien estuvo más cerca de marcar, con un tiro cayéndose que Camilo Vargas rechazó con apuros.
Pero la noche no pintaba albiceleste y pasada la hora de juego se lesionó su referente. Fue en un esprint tras Luis Díaz en el centro del campo. Messi, que aún renqueaba por la acción del primer tiempo, notó que se le iba el tobillo, se tiró al suelo y pidió el cambio. El shock que provocó fue de tal magnitud que ni la afición casi reaccionó.
No fue hasta un par de minutos después que el estadio comenzó a corear su apellido, después de que el videomarcador mostrase las lágrimas del capitán en el banquillo.
Para aumentar el drama, poco después fue Gonzalo Montiel quien se fue al césped pidiendo el cambio y casi acto seguido se le anuló un gol, por fuera de juego previo de Nicolás Tagliafico a Nicolás González.
La entrada del delantero de la Fiorentina, que estuvo a punto de volver a marcar de cabeza, tuvo un efecto vigorizante para la Albiceleste, que concluyó el partido en el área colombiana, con Nico siempre protagonista de sus ataques.
Sin embargo, con el partido enredado, con constantes interrupciones por faltas, la final entró en el terreno de los errores y, sobre todo, del miedo a perder antes de una prórroga que se hizo inevitable.
Al comienzo del alargue, Néstor Rodríguez retiró a un inédito James, sustituido por Juanfer Quintero. Camilo Vargas salvó a su equipo tras un nuevo disparo de Nicolás González y Scaloni cambió su centro del campo, con Rodrigo de Paul como único superviviente, y dio entrada a Lautaro Martínez, en busca de una acción ganadora del ‘Toro’.
Hizo lo propio para el último cuarto de hora, Lorenzo, con Miguel Borja sustituyendo a un desaparecido Luis Díaz y un mediocampo de refresco.
Pero, como no podía ser de otra manera, apareció Lautaro Martínez para, en el 112, volver a marcar un gol vital, un gol que da un título, que retiene la corona sobre la cabeza de Messi, despide a Di María, sustituido en el 116, con un título, y le convierte en leyenda.