Una investigación que permite transportarse miles de años de atrás, específicamente a la última glaciación, es la que lideraron académicos e investigadores de la Universidad Católica del Maule y Universidad de La Serena.
El estudio sugiere que los herbívoros extintos de gran tamaño (megafauna), como los caballos americanos, gonfoterios e incluso milodones, fueron los dispersores del queule, árbol en extinción con un fruto que se sospechaba tenía características favorables para ser consumido por grandes animales hoy desaparecidos.
Según indicaron los investigadores, esta megafauna comía los abundantes frutos amarillos esparcidos sobre la hojarasca del bosque. Tras llevar por algunos días en sus estómagos las semillas del árbol, las dejaban en otros lugares, permitiendo así que la planta creciera en nuevos sitios. Esta escena corresponde a lo que sucedía en la Cordillera de la Costa en las regiones del Maule, Ñuble y Biobío durante la última glaciación.
BENEFICIOS DEL QUEULE
El origen de esta relación beneficiosa entre dos especies se explica por la influencia que una especie tiene sobre la evolución de otra, y viceversa. En el caso de un herbívoro, por ejemplo, que se nutre al ingerir frutos de una planta, el animal puede después llevar las semillas de esa planta a distintos lugares, sirviendo como medio de dispersión para ella. Y aunque sin duda hay beneficios, también puede haber costos, como el daño de algunas semillas con los dientes del animal.
Al respecto, la doctora Andrea Loayza, de la Universidad de La Serena, señaló que “las características del fruto del queule, como su gran tamaño, su pulpa comestible y la semilla protegida en un cuesco muy duro, calzan perfectamente con esta relación entre un animal que se alimenta del fruto y una planta que puede dispersar sus semillas gracias al animal. Es también muy significativo el hecho de animales modernos grandes como el elefante y la vaca comen el fruto y después la semilla es capaz de germinar”.
En tanto, el doctor Diego Muñoz, de la Universidad Católica del Maule, explicó que “también escuchamos de personas que viven en lugares donde hay queule, que el ganado se alimenta del fruto, y de hecho corroboramos que vacas y cerdos ingieren cuescos completos. Esto por un lado destaca la importancia del conocimiento que los habitantes rurales tienen, y por otro la posibilidad de que animales modernos como las vacas puedan dispersar la semilla del queule”.
El estudio, publicado en la revista internacional Plants-Basel, discute también la gran importancia que tiene la dispersión de las semillas, y el crecimiento de nuevas plantas, para la conservación de esta especie de árbol única de Chile.