Aunque los sondeos, las expectativas e incluso los resultados de las primarias en cada país ya muestran cómo se perfilan los resultados que este domingo 20 de octubre arrojará la elección presidencial en Bolivia, y el siguiente domingo 27 en Argentina, podría darse un balotaje en ambos casos, pero más allá de eso deja abierta la posibilidad a que los votantes revelen que están por un cambio antes que por la continuidad.
Precisamente ese giro, que todavía es un supuesto, es el que evaluaron para La Nación el analista político internacional y académico de la Universidad Central, Samuel Fernández, y su homóloga de la Universidad de Santiago (Usach), Lucía Dammert, como también el impacto que esto tendría en la relación bilateral de Chile con estos vecinos.
Entrando en materia, el experto subraya que dado el escenario que enfrenta Bolivia este domingo “hay factores difíciles de controlar” como el número de candidatos que se presentan (8), y el apoyo que cada uno de ellos obtenga revelará si habrá una segunda vuelta que, con un Evo Morales más desgastado luego de tres períodos de mandato y criticado en el excesivo gasto de recursos públicos, pudiese dar paso al exgobernante, Carlos Mesa.
Acota que a su favor el actual mandatario tiene “cifras que indican que ha sido un gobierno que ha tenido muchos recursos, que ha mejorado sensiblemente la ultrapobreza, que ha habido progresos, en el que se ha tomado por primera vez en cuenta a la población originaria, hay progresos evidentes y una continuidad”.
Pese a que no cree que ocurra, para Dammert si Morales perdiera la elección, se abre una interrogante con la llegada de Mesa al Palacio Quemado, ya que él ha mostrado tener “posiciones menos políticas pero más estratégicas”.
“Bolivia enfrenta otros desafíos, ha crecido, tiene una clase media emergente, más sólida. Carlos Mesa no puede dedicarse a hacer ajustes dado lo que está ocurriendo hoy en Ecuador, en que rápidamente la situación se le puede ir de las manos, entonces creo que más bien va a hacer un proceso de transición si llegara a ganar”, apunta.
INTERROGANTE SOBRE CHILE
En ese planteamiento, la cientista política subraya que en cuanto a la relación con Chile, “obviamente, si gana Evo Morales no habrá una diferencia muy grande en la relación, pero si gana Carlos Mesa se abre un signo de interrogación respecto a qué va a hacer de la relación con nuestra nación, dado que él jugó un rol muy importante y sigue jugándolo en las discusiones que tiene Bolivia con Chile, pero insiste en que dada la situación interna de su país, “no puede dedicarse a pelearse con Chile”.
Cabe recordar que el expresidente Mesa (2003-2005) fue quien emplazó entonces a su homólogo chileno Ricardo Lagos en la Cumbre de Monterrey, México, en 2004, a reestablecer los vínculos diplomáticos para conversar y llegar a acuerdo en el tema del mar y anhelado acceso que pide Bolivia, y el exgobernante chileno le respondió “ofrezco relaciones aquí y ahora”. Estas conversaciones no fructificaron dado que Chile no estaba disponible a entregar soberanía, como hasta ahora, lo que derivó más tarde en la demanda de Morales ante La Haya para forzar una negociación y que perdió el Estado Boliviano.
Samuel Fernández añade que con antecedentes como este, “para Chile no es anodino quienquiera que salga y hay que recordar que fue anunciado por el propio Evo Morales en Naciones Unidas que el fallo de La Haya no está cerrado para ellos”.
“Es un panorama complicado que debemos observar con atención, al igual que si sale Mesa con mayor o menor intensidad, estrategia y apoyo de otros países porque la constante boliviana se va a mantener, aunque el tema del acceso al mar por Chile siempre se ha usado como tema de campaña”, indica.
¿CAMBIOS EN ARGENTINA?
En el caso de Argentina, con una severa crisis económica producto de las políticas implementadas por la administración liberal de Macri, con intentos de disminuir el excesivo gasto fiscal heredado de gobiernos anteriores, es posible que el peronismo vuelva al poder con Alberto Fernández a la cabeza, secundado por la expresidenta Cristina Fernández.
“Digamos que los resultados de la gestión de Macri no alcanzaron en el tiempo que ha gobernado para tener una Argentina que haya superado su crisis” con una economía endeudada y sumida en recesión, con 30% de inflación anual a agosto y 35,4% de pobreza, el nivel más alto desde el colapso económico de 2001.
“Todo lo contrario, hay algunas que se han profundizado como la inflación y el dólar. Hay una sensación de descontento y esa sensación es la que evidentemente hace muy difícil que la población vulva a elegir y a confiar, aunque él haya dicho que (su reelección) es la segunda parte de los arreglos”, remarca el analista de la Universidad Central.
Hace hincapié en que “hay que mirar la fórmula que parece ganadora en su programa que es poco discusivo, no hay medidas concretas para bajar el dólar si los capitales se van a ir, cómo va a encontrar el apoyo internacional si no ha pagado los anteriores, cómo va a ordenar las finanzas públicas si va a empezar con los subsidios y con las demandas salariales. Todo eso tiene (al país) en una situación complicada, es decir, no basta el voluntarismo, el peronismo para un problema que es bastante serio”.
Asimismo,el docente precisa que “si uno lo mira objetivamente hay una vuelta atrás, pero ¿van a hacer lo mismo, van a gobernar igual, Cristina Fernández va a ser la misma, Alberto Fernández va a tener un cambio, se va a poner en la línea de las correcciones económicas y los sacrificios que corresponden, la postura que va a adoptar frente al Fondo Monetario Internacional (FMI). Si el descontento juega a su favor puede ganar en primera vuelta”.
En este punto, Lucía Dammert coincidie en que aunque la alternativa a Macri y a las otras cuatro candidaturas tenga la delantera con los 17 puntos más que sacó en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 11 de agosto pasado, no está todo determinado en el caso de los comicios en Argentina, debido a factores como decisión imprevisible del ciudadano que emite el voto, al tiempo que señala los pasos concretos que debiese dar la posible administración de la dupla Fernández-Fernández.
“Hoy día con la volatilidad del votante en América Latina, y en Argentina no es una excepción, podría haber una sorpresa, no que gane Macri, pero que los 20 puntos que podría estar teniendo, según las estimaciones, Alberto Fernández sobre él, se estreche un poco”.
Asimismo, la académica de la Usach recalca que el país trasandino “no se va a ver enfrentado a una recuperación de un día para otro o de un semestre para el otro. Acá lo que Fernández va a tener como desafío es rebajar la expectativa porque, claro, el pueblo argentino quiere una resolución pronta y eso no va a ser tan fácil”.
Requerida a si en caso de llegar a la Casa Rosada, el gobierno peronista debiera plantearse un cambio para evitar un retroceso que pueda hundir más la decaída economía del país, la analista opina que “él puede aprovechar esta situación de crisis para proponer algo distinto, que no va a ser la política de ajustes del FMI, ni lo que está pasando en Ecuador, pero tiene que dar una señal de oxígeno a la gente que lo está pasando muy mal. Entonces, puede haber el redireccionamiento de algunos fondos y buscar algún clima de negocio mejor”.
COMPÁS DE ESPERA
Sobre el pie en el que quedan los vínculos con Chile si se produce el hasta ahora casi seguro cambio de administración en el vecino país, Dammert señala que “independientemente de la afinidad y sintonía que hay entre los presidentes Macri y Piñera, la crisis argentina ha empañado los grandes planes de cooperación que hubo en un inicio”.
“Por supuesto que había un nivel de empatía y lógica entre ellos, pero dudo que Argentina vaya a tener algún vuelco en su política exterior, porque lo que Fernández tiene como desafío es la política interior. Entonces, evidentemente cambiará los embajadores, pero no creo que vaya a haber mucho cambio más porque lo que tratará de hacer ese eventual gobierno es apaciguar la turbulencia interna y, en ese sentido, la relación más compleja será con Brasil, entonces, va a tener que priorizar le orden de las relaciones bilaterales”, apunta la académica.
Samuel Fernández agrega que inevitablemente se empezarán a perfilar diferencias que el peronismo siempre ha tenido respecto de las administraciones de Sebastián Piñera, como en el caso de Venezuela, ya que Mauricio Macri respalda la condena al régimen de Nicolás Maduro, mientras que Alberto Fernández, ha dicho que el problema interno de ese país debe ser resulto por sus ciudadanos y sin intervención extranjera.
“Eso no es igual si acaso saliera Alberto Fernández, quien ya indicó que la participación en el Grupo de Lima va a ser similar a la que tiene Uruguay o a la que tiene México, que son bastante persistentes en que el tema de los venezolanos lo tienen que arreglar ellos sin intervención extranjera, ¿nadie sabe cómo?”.
Por ello, subraya, “esto está en un compás de espera, el propio Chile ha decidido que una vez que se sepa quién va a ser el presidente nombrará un nuevo embajador. No es cosa ni de mantener, ni de cambiar sin saber si un país que es fundamental, vecino, de tanta importancia para para Chile y con 5 mil kilómetros de frontera, con todos los proyectos de inversiones que hay y etc., no es un aspecto menor, así que hay que esperar los resultados y preguntarle a la persona interesada y los propios argentinos y su nuevo gobierno qué les parece. Esta no es una decisión chilena, sino que de a dos. Hay que ser prudente y esperar”, completa el académico de la Universidad Central.