Los lémures de Madagascar, el hámster europeo y la ballena negra del Atlántico dieron un nuevo paso hacia la extinción a causa de las actividades humanas, según la nueva lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Según los expertos en biodiversidad de la ONU (IPBES), alrededor de un millón de especies animales y vegetales de un total de ocho millones estimadas en la Tierra corren peligro de extinción, de las cuales “muchas en las próximas décadas”.
Pero estas cifras son extrapolaciones basadas en las evaluaciones de solo parte de las especies, en particular las que integran la lista roja de la UICN, un referente en la materia que cada año se alimenta con el estudio de nuevas especies.
De las 120.372 especies examinadas, 32.441 están amenazadas de extinción (13.898 vulnerables, 11.732 en peligro y 6.811 en peligro crítico), es decir, un 25%.
“El mundo debe actuar rápidamente para poner fin al declive de las poblaciones e impedir las extinciones causadas por el hombre”, abogó Jane Smart, que dirige el grupo sobre la conservación de la biodiversidad de la UICN.
La lista roja de 2020 completa en especial la evaluación de los primates africanos y llama la atención sobre los lémures, endémicos de Madagascar.
Así, 103 de las 107 especies de lémures están amenazadas “principalmente debido a la desforestación y a la caza” y 33 de ellas se hallan en peligro crítico, última categoría antes de la extinción.
Sin los importantes esfuerzos humanos y financieros desplegados para su conservación (áreas protegidas, reforestación, ecoturismo…) algunos, como el lepilémur septentrional, “habrían podido extinguirse”, según Russ Mittermeier, especialista de primates de la UICN.
Pero estas campañas no impidieron que 13 especies de lémures pasaran a la categoría “peligro crítico”, como el sifaca de Verreaux y el lémur ratón gris, el primate más pequeño del mundo. Ambos son víctimas de la destrucción de su hábitat debido a la quema agrícola y a la explotación forestal.
En el resto de África, más de la mitad de las especies de primates (54 de 103) están igualmente amenazadas, como el colobo rey, en peligro crítico.
EL HONGO “MÁS CARO DEL MUNDO”
“Esto demuestra que el homo sapiens debe cambiar radicalmente su relación con otros primates, y con la naturaleza en su conjunto”, destacó Grethel Aguilar, directora general interina de la UICN, cuyo congreso que debía celebrarse en Marsella (sureste de Francia) en junio fue aplazado a enero de 2021 a causa del Covid-19.
La UICN muestra su preocupación además por el hámster de Europa, ahora también en peligro crítico. “Si nada cambia, la especie podría extinguirse en 30 años”.
Este roedor, antaño abundante en Europa, desapareció de tres cuartas partes de su hábitat original en Alsacia (este de Francia) y Europa del Este.
Una regresión provocada por una tasa de reproducción en caída libre: hoy en día, una hembra da a luz a 5 o 6 retoños por año, frente a 20 durante la mayor parte del siglo XX. Esto se debe a razones múltiples relacionadas según parece a la extensión del monocultivo, el desarrollo industrial, el cambio climático y la contaminación lumínica.
La lista roja estima igualmente “vulnerable” el hongo oruga, el “más caro del mundo”.
Apodado “el viagra del Himalaya”, este parásito, que crece fuera del cuerpo de una oruga tras haberla colonizado y acabado con ella, es muy apreciada en la medicina tradicional china. Pero para satisfacer la demanda, su recolecta en la meseta tibetana donde crece se disparó en los últimos 15 años, provocando una disminución de al menos 30% de la población.
También están en peligro las ballenas negras (o ballenas francas del Atlántico norte), de las que a finales de 2018 quedaban menos de 250 adultos (-15% desde 2011). Víctimas de colisiones con navíos y redes de pesca, pero también del cambio climático, estos cetáceos están muy cerca de la extinción.
“La lista roja es un barómetro de la vida sobre la Tierra”, comentó Andrew Terry, de la Sociedad Zoológica de Londres, mientras muchos científicos estiman que la sexta extinción de masa ya empezó.
Por tanto “debemos escuchar estas advertencias y actuar de forma audaz para permitir un futuro donde la vida salvaje y la humanidad puedan prosperar”, según Terry.