Las personas que usan cigarrillos electrónicos tienen más probabilidad de tener problemas cardíacos que las que no los utilizan, según un estudio publicado en Estados Unidos.
La tasa de ataques cardíacos entre los que vapean es un 34% más alta que entre los que no lo hacen, si se exceptúan otros factores de riesgo como edad, género, índice de masa corporal, nivel de colesterol, presión arterial y uso de tabaco.
Los usuarios de cigarrillos electrónicos tienen un 25% más de probabilidad de tener enfermedades coronarias y un 55% más de sufrir depresión o ansiedad, según el estudio.
“Hasta ahora se sabía poco sobre eventos cardiovasculares vinculados al uso del cigarrillo electrónico”, apuntó Mohinder Vindhyal, profesor asistente en la Escuela de Medicina de la Universidad de Kansas y el principal autor del estudio.
“Esta información es sin duda un llamado de atención y debería impulsar más acciones y mayor conciencia sobre los peligros de los cigarrillos electrónicos”, agregó.
El informe, de todas formas, no identifica una relación de causa y efecto para esta observación.
Los estudios de personas que vapean son relativamente nuevos, ya que los dispositivos ingresaron al mercado estadounidense en la última década.
Las autoridades de salud de Estados Unidos están alarmadas por la creciente popularidad de los cigarrillos electrónicos, dispositivos con batería que permiten a los usuarios inhalar nicotina líquida que muchas veces tiene sabor a frutas.
El uso entre los adolescentes estadounidenses creció en un 78% en 2018 en comparación con el año anterior.
Los cigarrillos electrónicos no contienen los productos cancerígenos del tabaco. De todas formas, más allá de los efectos adictivos de consumir nicotina, los expertos en salud están preocupados por los efectos de calentar cartuchos de nicotina líquida a altas temperaturas.
Para el estudio, que será presentado la próxima semana en el Colegio Estadounidense de Cardiología, los investigadores analizaron las respuestas de casi 100.000 personas en 2014, 2016 y 2017.
Este tipo de estudio es preliminar y no llega a afirmar que vapear provoca problemas cardíacos ni a sugerir un mecanismo biológico sobre cómo podría suceder. Para llegar a esas conclusiones es necesario realizar investigaciones de largo plazo.
La tasa de ataques cardíacos entre los que vapean es un 34% más alta que entre los que no lo hacen, si se exceptúan otros factores de riesgo como edad, género, índice de masa corporal, nivel de colesterol, presión arterial y uso de tabaco.
Los usuarios de cigarrillos electrónicos tienen un 25% más de probabilidad de tener enfermedades coronarias y un 55% más de sufrir depresión o ansiedad, según el estudio.
“Hasta ahora se sabía poco sobre eventos cardiovasculares vinculados al uso del cigarrillo electrónico”, apuntó Mohinder Vindhyal, profesor asistente en la Escuela de Medicina de la Universidad de Kansas y el principal autor del estudio.
“Esta información es sin duda un llamado de atención y debería impulsar más acciones y mayor conciencia sobre los peligros de los cigarrillos electrónicos”, agregó.
El informe, de todas formas, no identifica una relación de causa y efecto para esta observación.
Los estudios de personas que vapean son relativamente nuevos, ya que los dispositivos ingresaron al mercado estadounidense en la última década.
Las autoridades de salud de Estados Unidos están alarmadas por la creciente popularidad de los cigarrillos electrónicos, dispositivos con batería que permiten a los usuarios inhalar nicotina líquida que muchas veces tiene sabor a frutas.
El uso entre los adolescentes estadounidenses creció en un 78% en 2018 en comparación con el año anterior.
Los cigarrillos electrónicos no contienen los productos cancerígenos del tabaco. De todas formas, más allá de los efectos adictivos de consumir nicotina, los expertos en salud están preocupados por los efectos de calentar cartuchos de nicotina líquida a altas temperaturas.
Para el estudio, que será presentado la próxima semana en el Colegio Estadounidense de Cardiología, los investigadores analizaron las respuestas de casi 100.000 personas en 2014, 2016 y 2017.
Este tipo de estudio es preliminar y no llega a afirmar que vapear provoca problemas cardíacos ni a sugerir un mecanismo biológico sobre cómo podría suceder. Para llegar a esas conclusiones es necesario realizar investigaciones de largo plazo.