Con la visita de la sonda Rosetta de la ESA al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, “un fósil helado del antiguo Sistema Solar”, los científicos finalmente pudieron recopilar los “datos que llevaban buscando tanto tiempo para corroborar esta hipótesis”, señaló hoy en un comunicado la agencia espacial.
“La búsqueda de xenón en el cometa fue una de las mediciones más difíciles y cruciales que llevamos a cabo con Rosetta”, reconoció Kathrin Altwegg, investigadora principal de Rosina, el Espectrómetro del Orbitador Rosetta para el Análisis de Iones y Partículas Neutras utilizado para este estudio.
El xenón es un gas noble que se forma en distintos procesos estelares, como durante las últimas fases de estrellas de masas baja e intermedia, explosiones de supernovas, o incluso fusiones de estrellas de neutrones.
“El xenón es el gas noble estable más pesado y quizá el más importante, debido a los muchos isótopos que origina en distintos procesos estelares”, informó el miembro del Centro de Investigación Petrográfica y Geoquímica del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, Bernard Marty.
Para el científico cada isótopo “ofrece información adicional sobre nuestros orígenes cósmicos”.
La misión de la ESA estableció la primera relación cuantitativa entre los cometas y la atmósfera de la Tierra, que defiende que los cometas contribuyeron a la aportación de materia a nuestro planeta cuando el Sistema Solar aún estaba formándose, hace unos 4.600 millones de años.
Rosetta fue una sonda espacial de la ESA, lanzada el 2 de marzo de 2004, y cuya misión consistió en orbitar alrededor del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko durante los años 2014 y 2015, enviando un módulo de aterrizaje a la superficie del cometa para estudiarlo y tomar muestras.