Caudillo de una dictadura que lideró desde 1983 a 1989, Noriega combinó, como ningún otro dictador del hemisferio, elementos sumamente contradictorios en su búsqueda para afianzar su poder: Alguna vez fue informante de la Agencia Central de Intelgicencia (CIA) y fue el mismo expresidente estadounidense George H. W. Bush (1989-1992), antiguo director de la CIA, quien ordenó invadir Panamá el 20 de diciembre de 1989 para capturar a Noriega, en una operación conocida como “Causa Justa”, que oficialmente dejó 500 muertos pero que organizaciones no gubernamentales elevan a varios miles. Ha sido la única vez que la Casa Blanca envió tropas para derrocar y encarcelar a un gobernante de facto en América Latina.
DE ALIADO DE ESTADOS UNIDOS A PARIA DEL HEMISFERIO
La ubicación de Panamá era de suma importancia para los Estados Unidos debido al Canal de Panamá, arteria fluvial, económica y estratégica entre los océanos Atlántico y Pacífico. Debido a este interés, desde Washington era imperante mantener buenas relaciones con el gobierno panameño.A pesar de los incentivos, las relaciones entre ambos países se descompusieron en los 80, y Washington cortó la ayuda económica y militar y congeló los activos del gobierno de Panamá. Esto se agravó en 1989 cuando Noriega fue acusado en Estados Unidos por cargos de lavado de dinero y narcotráfico a través de confabulaciones con traficantes colombianos. Fue acusado de tener vínculos con el cartel de Medellín del capo colombiano Pablo Escobar y obtener una fortuna multimillonaria por esa relación, momento en que el gobierno norteamericano sostenía una batalla nacional contra el narcotráfico.
En Estados Unidos, Manuel Noriega fue condenado a 40 años de prisión por narcotráfico y blanqueo de capitales, aunque cumplió menos de la mitad por buen comportamiento.
En 2010 fue extraditado a Francia por lavado de dinero, y en 2011 extraditado a Panamá, donde recibió tres condenas de 20 años cada una por la desaparición y asesinato en 1985 del opositor Hugo Spadafora; del militar Moisés Giroldi, muerto tras rebelarse contra él en 1989; y por la llamada masacre de Albrook, en la que varios militares murieron después de sublevarse ese último año.
También tenía otros casos pendientes por desapariciones cuando era jefe de la extinta Guardia Nacional y mano derecha del líder nacionalista Omar Torrijos, quien alcanzó el poder tras un golpe militar en 1968.
Pese haber acumulado poder y secretos, tanto de copartidarios como de opositores, el militar ya no tenía influencia política y nunca reveló la información que acumuló.
Noriega pidió “perdón” en 2015 a “toda persona que se sienta ofendida, afectada, perjudicada o humillada por mis acciones”, manifestó.
https://www.youtube.com/watch?v=fKKXAez-6tQ El presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, también tuvo palabras para el fallecido ex general vía Twiter:
Muerte de Manuel A. Noriega cierra un capítulo de nuestra historia; sus hijas y sus familiares merecen un sepelio en paz.
— Juan Carlos Varela (@JC_Varela) 30 de mayo de 2017