En la oportunidad, Chile se jugaba su clasificación al Mundial de 1990, caía 1-0 ante Brasil, y en la desesperación del resultado (y con la idea de suspender el partido y llevarlo a una cancha neutral) el arquero se cortó la frente con un bisturí que ocultaba entre sus guantes, haciendo creer que las esquirlas de un fuego de artificio habían impactado en su rostro.
La acción le costó ser marginado “a perpetuidad” de las canchas de fútbol profesional y que Chile fuese excluido de jugar las clasificatorias al Mundial de 1994 por infringir severamente los reglamentos, además de dar a Brasil como ganador del cotejo.
Si bien en un comienzo, el meta confesó a todos los medios -de forma tajante- que fue víctima del incidente y que no hubo ninguna artimaña detrás, finalmente, y ante la atónita reacción de todos los chilenos, confesó su completa culpabilidad. Para eso tuvieron que pasar ocho meses.
El 6 de mayo de 1990 el diario La Tercera publicó una nota exclusiva con el guardameta. El jugador sabía que la verdad estaba cerca de salir a luz, y optó por confesarlo todo. Quien realizó la histórica entrevista fue el fallecido periodista Orlándo Escárate, profesional de vasta trayectoria en medios, entre ellos como director de La Cuarta y editor de La Nación.
“Ya no podía más con mi conciencia porque no se puede vivir con la mentira a cuestas (…) ¡Soy culpable!”, expresó. En la misma nota además filtró otros dos “cómplices” en el plan: el defensa Fernando Astengo y el kinesiólogo del plantel, Alejandro Kock.
Poco después se dio a conocer que tal entrevista no fue gratis. Una crónica recopilatoria de La Cuarta reveló que Rojas -sin equipo y con deudas como consecuencia de su error- recibió 6 millones por hablar.
Precisar que Astengo, con el paso de los años, juraría inocencia y hasta revelaría que sí hubo conversaciones, pero de Rojas con otros integrantes del plantel. Eso sí, prefirió omitir nombres.
La nota de La Tercera reveló además que la idea del “Cóndor” partió de una broma del entrenador de la Roja, Orlando Aravena. “A la primera, allá te das vueltas y nos vamos de la cancha…”, habrían sido las palabras del técnico.
Con el paso de los días, en Juan Pinto Durán, todo fue tomando forma, según el meta. Rojas detalló en la entrevista cuál fue el pacto al que llegó con Astengo: “Si le pasaba algo, al equipo lo retiraba yo. Si me pasaba a mí, lo hacía él”.
Y fue tal cual. Tras la caída de la bengala y el corte que se propinó el jugador, Astengo, segundo capitán por entonces, sacó al equipo de la cancha. En el túnel, luego de consultar a los demas compañeros, redobló la apuesta y acabó retirando al equipo, siempre con el respaldo de los dirigentes presentes. Una decisión que le costaría cuatro años de suspensión.
“Maestro, está todo listo”, señaló Rojas que le dijo el kinesiólogo. Esas palabras significan una sola cosa -dijo el meta-, que el bisturí ya estaba pegado al guante. “Me lo puse en la pierna izquierda, al lado de la canillera, y jugué así el primer tiempo”, confesó.
“Mi idea y la de Astengo era aprovechar un momento en que la pelota saliera por detrás del arco. Entonces iba a correr hacia el balón y simular que me daban una pedrada”, puntualizó.
“Sólo la vi (la bengala), sentí la explosión, me tiré y me corté (…) Aproveché la caída de bengala para cortarme en la frente”, remarcó.
http://triunfo.lanacion.cl/2019/09/03/juez-del-maracanazo-estoy-seguro-que-no-nacio-de-los-jugadores/