Su uso cotidiano, sobre todo en las redes sociales, las han ido despojando de la carga moral y ética que poseen, haciéndolas neutras, de allí a que sean permitidas y hasta legitimadas hay solo un paso…y ese paso ya se dio. Pero, no da lo mismo decir cosas ofensivas que no corresponden a la realidad contra alguien, inventar argumentos falaces y amplificarlos por medio de la tecnología, pues está demostrado que mientras la mentira es más grande, más gente la cree.