A los 91 años falleció el martes el obispo emérito Javier Prado Aránguiz. Su deceso se produjo en una casa provincial de la congregación de los Sagrados Corazones, debido a un cáncer que lo aquejaba.
Prado fue obispo de Iquique, obispo auxiliar de Valparaíso y obispo emérito de Rancagua. Durante su gestión en Valparaíso fue acusado de supuesto acoso y abuso sexual, además de encubrir a sacerdotes investigados por estos hechos.
El 9 de julio de 1984 el Papa Juan Pablo II lo nombró obispo de Iquique y en 1988 fue designado obispo auxiliar de Valparaíso, acompañando en el gobierno de la diócesis al obispo Francisco de Borja Valenzuela. Posteriormente, el 15 de abril de 1993 fue designado obispo de Rancagua, cargo que desempeñó hasta el 23 de abril de 2004, cuando el papa aceptó su renuncia, presentada al cumplir los 75 años, y desde esa fecha pasó a ser obispo emérito de Rancagua.